Rebecca Jennings escribió en Vox sobre el fenómeno de los terapeutas que están dejando el consultorio para dedicarse a hacer videos en TikTok y ganar mucho más dinero. En su artículo, Jennings destaca cómo algunos profesionales de la salud mental están optando por crear contenido en redes sociales en lugar de atender a sus pacientes de manera tradicional. Esta tendencia surge en un momento en que tanto los terapeutas como sus pacientes parecen estar experimentando una fatiga hacia la terapia convencional. En lugar de las sesiones privadas y confidenciales, estos terapeutas ahora producen videos accesibles a millones de personas, lo que les permite obtener ingresos significativamente mayores a través de acuerdos con marcas, venta de mercancía y suscripciones directas. Un ejemplo destacado es el de @TherapyJeff, cuyo nombre real es Jeff Guenther, un terapeuta de Portland, Oregón, que ha logrado multiplicar por ocho o nueve sus ingresos anuales gracias a su presencia en redes sociales.
¿Por qué atender 25 pacientes a la semana cuando puedes hacer un TikTok de 30 segundos? Si la motivación es puramente financiera, tiene todo el sentido del mundo. Sin embargo, si se trata de proporcionar atención genuina en salud mental, entonces no. Desde mi perspectiva, el artículo plantea una cuestión crucial sobre el equilibrio entre la democratización del acceso a la información sobre salud mental y la necesidad de mantener la calidad y efectividad del tratamiento. Si bien los videos en redes sociales pueden servir como una herramienta complementaria útil, es fundamental que las personas no los vean como un sustituto de la terapia profesional, especialmente para aquellos que requieren un apoyo más profundo y personalizado. Es importante que los profesionales de la salud mental transmitan claramente que hacer un video de TikTok no equivale a proporcionar terapia, y que se ejerza un cuidado especial al comunicar esta idea.