Estar en una posición de poder puede llevar a las personas a considerar que sus subordinados no tienen excusa para no cumplir con sus responsabilidades de la manera exacta en que les fueron encomendadas. Al fin y al cabo, el resultado de su trabajo es el fruto de sus propias decisiones. Pero, ¿puede existir alguna limitación legítima que justifique no haber podido cumplir en tiempo y forma en algún momento?
Cuando alguien tiene una “mentalidad de elección” considera que los comportamientos de las personas son elecciones o acciones deliberadas impulsadas por sus propios motivos y preferencias. Consecuentemente, sienten que tienen control sobre su propio destino (Feldman et al., 2014), por ejemplo, y obtienen mejores resultados en las negociaciones (Ma et al., 2019). Por otra parte, este tipo de mentalidad también puede llevar a la culpabilización de la víctima, a una falta de atención por la desigualdad y a un menor interés en los actos de bien social (Savani et al., 2011). Recientemente, investigadores encontraron que las personas en posiciones de poder tienden a adoptar una mentalidad de elección, y esto les hace más propensos a responsabilizar a otros por los errores más allá del contexto (Yin et al., 2021).
Poder y culpa
El equipo realizó tres estudios. Para el primero, pidieron a 363 participantes que completaran dos encuestas en un orden aleatorio. Una midió el sentido de poder de los voluntarios, preguntando cuánto estaban de acuerdo con afirmaciones como “puedo conseguir que otros hagan lo que quiero”. La otra miró su tendencia a repartir culpas.
Se les dijo a los participantes que los investigadores estaban buscando una solución a un problema real en su departamento: dar o no un bono a un asistente administrativo que no había cumplido con el plazo para una subvención, y afirmó que no tenía otra opción porque estaba “atrapado en otro trabajo”. Luego se les preguntó cuántas opciones tenía la asistente para no completar el trabajo y si creían o no que era culpable de no cumplir con el plazo. Finalmente, se les pidió que votaran si debería recibir el bono o no.
El equipo descubrió que los participantes con mayor sentido de poder creían que la asistente tenía más opciones y era menos probable que votaran a favor de darle la bonificación. Del mismo modo, quienes percibieron que la asistente tenía más opciones la culparon más. Este siguió siendo el caso incluso al excluir a los participantes que no creían que el escenario fuera real.
En el segundo estudio, los investigadores querían saber qué pasaba cuando las personas se sentían más o menos poderosas. Para ello, les dijeron a los participantes que habían sido colocados en equipos para clasificar en orden de importancia una lista de consejos sobre cómo tener éxito en Mechanical Turk (el sitio web de crowdsourcing donde se llevó a cabo el estudio). En la condición de “bajo poder”, se les dijo a los participantes que se les había asignado el papel de un “trabajador” que era inferior a otros compañeros de equipo, mientras que en la condición de “mayor poder” eran supervisores.
Seguidamente les pidieron que resumieran una transcripción que supuestamente había hecho otro equipo: la transcripción estaba llena de errores, que les dijeron que se debían a que la conexión a Internet del trabajador era inestable. Luego respondieron preguntas sobre la transcripción, indicando si creían que el transcriptor tenía la opción de corregir sus errores, cuánta culpa tenía y si debería recibir el pago por la transcripción.
Nuevamente, los participantes en el grupo de mayor poder tenían más probabilidades de percibir que el transcriptor tenía otra opción en comparación los del grupo de bajo poder, lo que a su vez los hacía más propensos a culpar y castigar al transcriptor indicando que no se le debería pagar. Un tercer estudio también replicó estos hallazgos.
En los tres estudios, los participantes que se sentían más poderosos también eran más propensos a ver que los demás tenían más opciones y, por lo tanto, a responsabilizarlos más cuando algo salía mal, incluso si se les daba una explicación razonable.
Los autores sostienen que esto no puede deberse solamente a que las personas en posiciones de poder quieren preservar su propia posición ya que en el primer estudio se pidió a los participantes que tomaran una decisión sobre alguien completamente ajeno a ellos y su propio lugar en una jerarquía social. En cambio, puede ser que las personas poderosas se beneficien psicológicamente al creer que la posición de todos está relacionada con la elección, lo que significaría que ellos habrían alcanzado su propia posición a través del mérito y el trabajo arduo.
Referencias bibliográficas:
- Feldman, G., Baumeister, R. F., & Wong, K. F. E. (2014). Free will is about choosing: The link between choice and the belief in free will. En Journal of Experimental Social Psychology (Vol. 55, pp. 239–245). https://doi.org/10.1016/j.jesp.2014.07.012
- Ma, A., Yang, Y., & Savani, K. (2019). “Take it or leave it!” A choice mindset leads to greater persistence and better outcomes in negotiations. En Organizational Behavior and Human Decision Processes (Vol. 153, pp. 1–12). https://doi.org/10.1016/j.obhdp.2019.05.003
- Savani, K., Stephens, N. M., & Markus, H. R. (2011). The unanticipated interpersonal and societal consequences of choice: victim blaming and reduced support for the public good. Psychological Science, 22(6), 795–802. https://doi.org/10.1177/0956797611407928
- Yin, Y., Savani, K., & Smith, P. K. (2021). Power Increases Perceptions of Others’ Choices, Leading People to Blame Others More. En Social Psychological and Personality Science (p. 194855062110161). https://doi.org/10.1177/19485506211016140
Fuente: Research Digest