En Estados Unidos, el suicidio juvenil es la segunda causa principal de muerte para personas de entre 10 y 19 años de edad. Comprender los factores de riesgo es fundamental para direccionar los esfuerzos de prevención.
Una nueva investigación muestra que los niños estadounidenses que viven en los condados con las tasas de pobreza más altas tienen un 37% más de probabilidades de morir por suicidio que los que viven en los condados menos empobrecidos (Hoffmann, 2019).
Para el estudio, los investigadores realizaron un análisis transversal retrospectivo de suicidios entre personas de 5 y 19 años de edad, en EEUU, entre 2007 a 2016, utilizando datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y el Censo de EEUU.
En general, la tasa anual de suicidios fue de 3.4 por cada 100,000 niños. De los 20.982 niños que murieron por suicidio durante ese período de tiempo, el 85% tenía entre 15 y 19 años, el 76% eran varones y el 69% eran caucásicos.
Luego, los investigadores dividieron los condados en cinco categorías de pobreza, que van del 0 por ciento al 20 por ciento o más de la población que vive por debajo del nivel federal de pobreza. Controlando las variables, incluidos los datos demográficos de los niños que murieron (edad, sexo y raza), la clasificación rural-urbana del condado y los datos demográficos de la comunidad (edad, sexo y composición racial del condado), los investigadores encontraron que los condados con más de 10% de concentración de pobreza tuvieron una mayor incidencia de suicidio en comparación con los condados con menor concentración de pobreza (0-4.9 por ciento).
Las tasas de suicidio continuaron aumentando con el aumento de la pobreza, con niños que viven en condados con la mayor concentración de pobreza (más del 20% de la población viviendo por debajo del nivel federal de pobreza), 37% más probabilidades de morir por suicidio que los jóvenes que viven en los condados menos empobrecidos.
Los investigadores también analizaron los tres métodos de suicidio más comunes: asfixia (incluido el ahorcamiento), armas de fuego y envenenamiento. Según las conclusiones del estudio, las tasas de suicidio por ahorcamiento y sobredosis no fueron diferentes entre los diferentes niveles de pobreza del condado. Entre los suicidios con una pistola, la tasa aumentó con el aumento de la concentración de la pobreza.
“Tenemos que descubrir por qué los niños que viven en comunidades de mayor pobreza tienen un mayor riesgo de suicidio,” dijo Hoffman. “Podría estar relacionado con el almacenamiento inseguro de armas, el acceso limitado a la atención de salud mental o la acumulación de factores estresantes crónicos que los niños en situación de pobreza experimentan durante toda la vida.”
Los hallazgos del estudio también sugieren la necesidad de enfocarse en estrategias de prevención del suicidio pediátrico en áreas de alta pobreza, incluida la prevención del suicidio con armas de fuego.
“La mayoría de los suicidios de adolescentes por arma de fuego ocurren en el hogar con un arma de fuego propiedad de un adulto del hogar,” señaló. “Se ha demostrado que el almacenamiento seguro de armas de fuego (mantener la pistola descargada y bloqueada por separado de la munición) disminuye el suicidio juvenil con armas de fuego.”
El almacenamiento seguro de medicamentos peligrosos es otra forma comprobada de ayudar a disminuir el riesgo de suicidio entre los niños, agregó la autora.
Hoffmann también recomienda que los padres mantengan una línea abierta de comunicación con sus hijos tanto sobre salud mental como suicidio; esto disminuye el estigma y puede permitir que un niño acceda a la ayuda antes de que sea demasiado tarde.
Referencia del estudio:
Hoffmann, J. A. Pediatric Suicide Rates and Community-Level Poverty in the United States, 2007-2016 (2019). American Academy of Pediatrics.
Fuente: American Academy of Pediatrics