La meta es el fin último al que se quiere llegar, mientras que los objetivos son los pasos a seguir para poder alcanzar la meta. Los objetivos suelen ser propósitos más específicos y estructurados que las metas, porque se pueden medir y observar los resultados.
La meta es un estado deseado que puede ser más amplio y abstracto, y que no implica una sola acción específica para alcanzarlo. Las metas y los objetivos son logros que se quieren completar, aunque el objetivo exige mayor planificación para cumplirlo en un momento específico. Por otra parte, la meta no establece un tiempo determinado para alcanzarla.
Meta | Objetivo | |
Definición | Aspiración o deseos que se quieren cumplir en el futuro. | Propósito concreto que se quiere realizar para alcanzar una meta. |
Características |
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En lo que refiere a la Psicología de la AF, es frecuente que las personas comiencen la práctica sin haber definido y ajustado previamente sus metas y objetivos, lo que hace que la probabilidad de dejar la actividad sea mayor.
Es conveniente en estos casos que el paciente exponga los objetivos que le gustaría conseguir a corto y largo plazo, cualesquiera que sean y la fecha estimada para alcanzarlos. Casi siempre serán ambiguas o poco específicas y necesitarán una redefinición en términos más operativos, algo que el paciente y el profesional pueden realizar conjuntamente, pero siempre deben quedar establecidas de forma clara.
Además, convendrá evaluar la viabilidad de los objetivos en la fecha prevista, pudiendo presentarse la necesidad de replantearlas. En general, la cercanía del objetivo debe prevalecer en el inicio de la intervención. Por un lado, se debe reducir el estrés potencial de una situación novedosa, difícil y de resultado incierto y, por otro, se ha de fortalecer la percepción de autoeficacia.
Dado que conseguir beneficios en la propia salud es una de las principales metas de la mayoría de las personas, tomar conciencia de los cambios fisiológicos asociados a la AF puede ser fácilmente controlable (por ejemplo, controlar el pulso como medida de la forma física, control del peso, aumento de la fuerza, etc.), más no deberían ser los únicos.
Las preferencias del paciente en la elección de la AF a realizar
Una gran estrategia para establecer metas es aquella que es flexible y autoestablecida y no la que prefija un profesional. La elección de la AF y la manera en que se llevará adelante permite valorar los gustos del paciente en cuanto al grado de conocimiento de la actividad.
Deben considerarse las posibles dificultades que perjudicarían el curso de la actividad, como las lesiones o los problemas musculares y también los recursos que el paciente posee para ponerla en práctica, por ejemplo, los recursos materiales y sociales (instalaciones, ropa adecuada, apoyo social, profesores, etc.) y los recursos personales (económicos, habilidades, etc.).
La elección de la actividad implica elegir aquella que sea muy accesible y lo más reforzante posible, teniendo en cuenta que ambas variables serán la clave para la adherencia a la actividad.
Si la accesibilidad es razonable, se podrá elegir una actividad previsiblemente muy reforzante, aunque no sea la más accesible.
En el caso de que se prevean dificultades que puedan perjudicar la adherencia, la accesibilidad deberá primar en un principio sobre el aparente valor reforzante de la actividad.
Cuando realizar ejercicio ya no resulte estresante, y el paciente perciba que es eficiente para afrontar los retos que la práctica le plantea, los objetivos, además de alcanzables, deberán ser más desafiantes.