Puede que seas una persona muy segura de sí misma, sin embargo, es probable que existan algunos rasgos que te gustaría cambiar, algunos aspectos en los que te gustaría ser al menos un poquito diferente. De hecho, según un estudio el 78% de las personas quieren encarnar mejor mínimo uno de los rasgos de personalidad de los Cinco Grandes (extraversión, estabilidad emocional, conciencia, amabilidad o apertura a la experiencia), por lo que el deseo de cambiar quién sos no es infrecuente (Hudson & Chris Fraley, 2016).
Explorando este tema, un grupo de investigadores quiso averiguar si tenemos el mismo interés por cambiar nuestro “nivel de moral” (esto es, que tan “buenas o malas personas” somos).
El equipo encontró que preferiríamos dedicar tiempo a mejorar aquellas partes de nosotros que no son moralmente relevantes, dejando rasgos como la honestidad, la compasión y la equidad en un segundo plano (Sun & Goodwin, 2020).
Jessie Sun, de la Universidad de California, Davis, y Geoffrey Goodwin, de la Universidad de Pensilvania, pidieron a dos grupos con un total de 800 participantes que completaran una encuesta online, en la que informaron sobre sus rasgos de personalidad. El primer conjunto de preguntas se basó en los dominios de la personalidad de los Cinco Grandes, mientras que el segundo examinó los rasgos morales, con preguntas que medían la moral general, así como la honestidad, la imparcialidad, la lealtad y la pureza. Los participantes también indicaron cuánto querían cambiar en cada uno de estos rasgos de personalidad y moral, respondiendo a declaraciones como “quiero ser útil y desinteresado con los demás,” por ejemplo.
Los participantes también nominaron a cuatro “informantes” que los conocían bien. Estos informantes calificaron los rasgos de sus amigos e informaron qué cambios les gustaría ver en la personalidad y el carácter moral del amigo. A la vez, los informantes seleccionaron los tres cambios principales principales que les gustaría ver en su amigo.
Los participantes indicaron mayor deseo de cambiar sus rasgos de personalidad no morales, particularmente aquellos relacionados con las emociones negativas: querían reducir la ansiedad, la depresión, la volatilidad emocional y la ira. La creatividad, la productividad y la sociabilidad fueron los rasgos más deseados, mientras que los rasgos morales como la honestidad, la lealtad y la equidad quedaron en segundo plano. Y, en general, los participantes mostraron un deseo más débil de cambiar los rasgos morales que los rasgos de personalidad no moralmente relevantes.
Esta preferencia fue aún más sorprendente cuando los investigadores consideraron los tres principales cambios deseados para cada participante. En uno de los grupos, el 48% de los participantes informaron que ser menos ansioso era una de sus tres prioridades principales, y el 44% deseaba deprimirse menos. El deseo de una mayor sociabilidad y productividad, y una menor volatilidad emocional, también llegaron a la cima. Pero las mejoras morales no fueron priorizadas: sólo el 9% deseó ser más compasivo, y el 3% incluyó dentro de sus metas tener mayor moral como una de sus prioridades.
Un patrón similar surgió entre los “informantes” de los participantes, quienes también expresaron muy poco deseo de cambiar los rasgos morales de sus amigos y probablemente seleccionaron objetivos que coincidían estrechamente con los elegidos por los participantes. Los informantes también querían que sus amigos cambiaran menos que los participantes mismos.
Este patrón de resultados no se produjo simplemente porque los participantes ya se veían a sí mismos como particularmente morales, argumentan los investigadores. Algo de esto puede deberse al interés propio: en otras palabras, estamos más motivados a cambiar de maneras que mejoren nuestra propia sensación de bienestar. Estar menos deprimido tiene un impacto obvio e inmediato en nuestras vidas; ser “más moral” no conlleva beneficios tan directos.
Aunque el interés propio no suena como un motivador particularmente noble, el hecho de que los amigos también parezcan priorizar el bienestar personal de los participantes es algo más alentador. Los amigos parecían elegir los cambios deseados por la probabilidad de que hicieran su vida mejor o más feliz.
Investigaciones previas también han sugerido una confianza suprema en nuestra propia superioridad moral: con frecuencia creemos que somos más honestos y confiables que otros (Tappin & McKay, 2017). En algunos casos, esto puede ser cierto. Pero reflexionar sobre si realmente poseemos estas cualidades podría ser beneficioso en tiempo de superación personal.
Referencias bibliográficas:
Hudson, N. W., & Chris Fraley, R. (2016). Changing for the Better? Longitudinal Associations Between Volitional Personality Change and Psychological Well-Being. En Personality and Social Psychology Bulletin (Vol. 42, Número 5, pp. 603-615). https://doi.org/10.1177/0146167216637840
Sun, J., & Goodwin, G. P. (2020). Do People Want to Be More Moral? Psychological Science, 31(3), 243-257. https://doi.org/10.1177/0956797619893078
Tappin, B. M., & McKay, R. T. (2017). The Illusion of Moral Superiority. Social Psychological and Personality Science, 8(6), 623-631. https://doi.org/10.1177/1948550616673878
Fuente:British Psychological Society