Muchos maestros han usado por décadas la práctica de enseñar sus lecciones en base al estilo de aprendizaje de sus pupilos, a pesar de que este enfoque carece de evidencia científica que lo sustente. Una de las clasificaciones más usadas por los docentes, el cuestionario VARK, divide a los estudiantes en aprendices visuales, auditivos o kinestésicos, por ejemplo. Existen casi 70 diferentes clasificaciones para conocer los estilos de aprendizaje de las personas.
Su aplicación en la enseñanza aún persiste, a pesar de que es ineficiente e incluso perjudicial. Así lo reporta el profesor Phil Newton, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Swansea (Gales), quien resalta además la necesidad de que en la formación de los maestros se use un enfoque más basado en la evidencia.
Desde mediados de la década del 2000, varias revisiones han concluido que no hay evidencia que apoye la teoría de que el aprendizaje de los estudiantes mejora si el maestro adapta sus métodos de enseñanza a los supuestos estilos de aprendizaje, explica Newton.
En una revisión, hecha por Newton en conjunto con un estudiante de la Universidad de Swansea, en donde se tomaron muestras de todas partes del mundo y de diferentes tipos de educación, se encontró que el 89,1 % de los maestros y maestras reportaron creer en la eficacia de los estilos de aprendizaje.
¿Por qué es importante?
Los autores del estudio indican que el enfoque de estilos de aprendizaje puede desmotivar al aprendiz, por ejemplo, si se le hace pensar que si su estilo de aprender es auditivo, y que no debe considerar estudiar materias visuales como las artes visuales o periodismo.
Otra preocupación del autor en relación con el uso de este enfoque es el que los maestros tengan expectativas injustificadas y poco realistas.
“Si los estudiantes no obtienen las calificaciones académicas que esperan, o no disfrutan de su aprendizaje; si no se les enseña a los estudiantes de una manera que coincida con su supuesto estilo de aprendizaje, entonces pueden atribuir estas experiencias negativas a la falta de correspondencia y desmotivarse aún más para futuros estudios “, explica Newton.
Además, es una pérdida de tiempo tratar clasificar a un estudiante en un determinado estilo de aprendizaje, agregó.
Método
Los autores detallan su revisión de los estudios importantes para verificar si los datos indican que existe confusión. En dicha revisión incluyeron 37 estudios con un total de 15,405 participantes de 18 países (incluidos Chile, Perú, Argentina y España).
Resultados
Se encontró que el 89,1% de los 15.045 educadores creían que las personas aprenden mejor cuando reciben información en su estilo de aprendizaje preferido.
A los autores les preocupan estos datos, ya que indican que esta creencia sobre los estilos de aprendizaje no está disminuyendo a pesar de que el esfuerzo académico de muchos años resalta la falta de evidencia de esta práctica.
El autor piensa además que estos patrones de enseñar forman un tipo de ciclo repetitivo: los educadores son evaluados utilizando los estilos de aprendizaje cuando son estudiantes; cuando se forman para ser profesores lo hacen con la idea de que eso es correcto y la creencia se perpetúa.
Newton también nos advierte que muchos de los estudios revisados no eran claros en cuanto a si se les preguntó a los docentes sobre instrumentos para estilos de aprendizaje, preferencias individuales u otras interpretaciones de la teoría.
Los autores recomiendan que futuros estudios se enfoquen en el comportamiento objetivo de los educadores, haciendo preguntas como: ¿Cuántos de nosotros realmente emparejamos la instrucción con los estilos de aprendizaje individuales de los estudiantes y cuáles son las consecuencias cuando lo hacemos? Pero la recomendación más relevante es que promovamos enfoques efectivos en la enseñanza, más que desacreditar el de estilos de aprendizaje.
Referencia del estudio: Philip M. Newton, Atharva Salvi. How Common Is Belief in the Learning Styles Neuromyth, and Does It Matter? A Pragmatic Systematic Review. Frontiers in Education, 2020; 5 DOI: 10.3389/feduc.2020.602451
Fuente: Science Daily