Puedo asegurar con toda tranquilidad que el 100% del equipo de Psyciencia ama a los animales y no concibe un hogar en el cual no haya algún miembro de 4 patas. Nos ponen felices con su manera tan natural, honesta y divertida de mostrarnos su cariño, pero también nos enseñan sobre responsabilidad.
Hay todavía algo más que hacen estas increíbles criaturas con las que tenemos el privilegio de compartir el planeta: según los resultados de un nuevo estudio de la Universidad de Lincoln (Reino Unido), tener un perro en casa puede actuar como un reductor significativo del estrés en familias con niños con autismo.
Los descubrimientos muestran una reducción en el número de interacciones disfuncionales entre padres e hijo, y los beneficios anti-estrés parecen hacerse más fuertes con el tiempo.
Steven Feldman, Director Ejecutivo de la fundación de Iniciativa de Investigaciones sobre el Vínculo entre Humanos y Animales (HABRI), comenta: “Los padres de niños con autismo pueden experimentar mayores niveles de ansiedad y estrés y ahora tenemos evidencia científica fuerte para mostrar que las mascotas pueden tener efectos positivos en estas cuestiones de calidad de vida. Las familias con niños con autismo deberían considerar a las mascotas como una forma de mejorar la armonía familiar.”
El proyecto, enfocado específicamente en cómo los perros afectan a las familias con niños con TEA, es uno de los primeros de muchos proyectos de investigación financiados por HABRI, donde se busca investigar los efectos de la compañía animal en la salud humana.
Los beneficios son para toda la familia
El Dr. Daniel Mills, autor principal del estudio, comenta que esta es una de las primeras investigaciones donde se examina cómo los perros también pueden mejorar la vida de aquellas personas que se ven más afectadas por el autismo, ya que se ha pasado por alto el efecto positivo que pueden tener en familiares cercanos. Este estudio muestra que los beneficios son para toda la familia.
La investigación involucró a familias con niños con autismo que también estuvieron participando en un estudio anterior enfocado en los efectos a corto plazo de tener un perro. Los científicos siguieron a las familias por dos años y medio para poder determinar los beneficios a largo plazo.
Los resultados muestran que la reducción en las dificultades familiares duró años luego de haber adoptado al perro y que los niveles de estrés continuaron decreciendo. Reducción que no se pudo observar en las familias que no tenían un perro.
Un niño con autismo puede significar un desafío grande para los padres y familiares más cercanos, puede ser desgastante, extremadamente cansador y muy estresante, por eso eso es que este descubrimiento es tan importante: algo tan sencillo como adoptar un perro puede ser de gran ayuda.
Fuente: Psychcentral