El pensamiento negativo repetitivo (preocupación y rumiación) está relacionado con el posterior deterioro cognitivo, así como con el depósito de proteínas cerebrales dañinas relacionadas con el Alzheimer, por este motivo, debe ser investigado como un factor de riesgo potencial para la demencia, según los hallazgos de un nuevo estudio realizado con personas mayores de 55 años (Marchant et al., 2020). Asimismo, los investigadores sostienen que las herramientas psicológicas como la atención plena y la meditación deben ser estudiadas como posibles tratamientos para reducir el riesgo de demencia.
“La depresión y la ansiedad en la mediana edad y la vejez ya son factores de riesgo para la demencia. Aquí, encontramos que ciertos patrones de pensamiento implicados en la depresión y la ansiedad podrían ser una razón subyacente de por qué las personas con esos trastornos tienen más probabilidades de desarrollar demencia,” explicó la Dra. Natalie Marchant, autora principal del estudio.
Participaron de la investigación 292 personas que formaban parte del estudio de cohorte PREVENT-AD, y otras 68 personas de la cohorte IMAP +.
Durante un período de dos años, los participantes respondieron preguntas sobre cómo piensan típicamente sobre las experiencias negativas, enfocándose en patrones de pensamiento negativo repetitivo, como la rumia sobre el pasado y la preocupación sobre el futuro. Los participantes también completaron medidas de depresión y síntomas de ansiedad.
Se evaluó su función cognitiva, midiendo memoria, atención, cognición espacial y lenguaje. También se realizaron escáneres cerebrales PET a 113 participantes, midiendo depósitos de tau y amiloide, dos proteínas que causan la enfermedad de Alzheimer cuando se acumulan en el cerebro (el tipo más común de demencia).
Los investigadores encontraron que las personas que exhibieron patrones de pensamiento negativo repetitivo (PNR) más altos experimentaron un mayor deterioro cognitivo durante un período de cuatro años y disminuciones en la memoria (que es uno de los primeros signos de la enfermedad de Alzheimer), y tenían más probabilidades de tener depósitos de amiloide y tau en sus cerebros.
La depresión y la ansiedad se asociaron con el posterior deterioro cognitivo, pero no con el depósito de amiloide o tau, lo que sugiere que el pensamiento negativo repetitivo podría ser la razón principal por la cual la depresión y la ansiedad contribuyen al riesgo de enfermedad de Alzheimer.
“Nuestros pensamientos pueden tener un impacto biológico en nuestra salud física, que puede ser positivo o negativo. Las prácticas de entrenamiento mental como la meditación pueden ayudar a promover una actitud positiva mientras se está deprimido -regulación de esquemas mentales asociados a negativos,” explicó el Dr. Gael Chételat, coautor del estudio.
“Cuidar su salud mental es importante, y debería ser una prioridad principal de salud pública, ya que no solo es importante para la salud y el bienestar de las personas a corto plazo, sino que también podría afectar su riesgo eventual de demencia,” señaló.
Fiona Carragher, Directora de Investigación e Influencia en la Sociedad de Alzheimer, dijo: “Comprender los factores que pueden aumentar el riesgo de demencia es vital para ayudarnos a mejorar nuestro conocimiento de esta condición devastadora y, cuando sea posible, desarrollar estrategias de prevención. El vínculo que se muestra entre los patrones repetidos de pensamiento negativo y el deterioro cognitivo y los depósitos dañinos es interesante, aunque necesitamos más investigación para comprenderlo mejor. La mayoría de las personas en el estudio ya estaban identificadas como de mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer, por lo que necesitaríamos ver si los resultados se repiten en la población general y si el pensamiento negativo repetido aumenta el riesgo de la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores señalan, finalmente, que del análisis de todos los estudios en conjunto se interpreta que los patrones de pensamiento negativo repetitivo crónicos y que duran largos periodos de tiempo, podrían aumentar el riesgo de demencia. Y clarifican que no creen que el riesgo se incremente por contratiempos a corto plazo.
Referencia bibliográfica:
Marchant, N. L., Lovland, L. R., Jones, R., Pichet Binette, A., Gonneaud, J., Arenaza-Urquijo, E. M., Chételat, G., Villeneuve, S., & PREVENT-AD Research Group. (2020). Repetitive negative thinking is associated with amyloid, tau, and cognitive decline. Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association. https://doi.org/10.1002/alz.12116
Fuente: Science Daily