Actualmente es posible diagnosticar el autismo con un alto grado de fiabilidad entre los 18 meses y los 2 años. Sin embargo, los primeros síntomas ya están presentes mucho antes del diagnóstico. Ello ha dado pie a que se hayan llevado a cabo múltiples estudios, retrospectivos y prospectivos, orientados a detectar manifestaciones que faciliten un diagnóstico lo más precozmente posible.
A partir de estas investigaciones se han podido detectar síntomas cuya aparición se sitúa entre los 6 y 12 meses. Aunque se ha visto que estos síntomas tienen un interés diagnóstico limitado, aportan información muy valiosa para la comprensión del autismo en el marco de los trastornos del neurodesarrollo, en el sentido de destacar un patrón evolutivo que en su inicio es común a diversos trastornos, pero que progresivamente va configurando un fenotipo específico.
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Fuente: Neurología