La prevalencia de obesidad en el mundo ha aumentado peligrosamente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alcanzado proporciones epidémicas y cada año mueren, como mínimo, 2.8 millones de personas que la padecen.
El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). Un IMC elevado es un importante factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, como las siguientes:
- las enfermedades cardiovasculares (principalmente las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares), que fueron la principal causa de muertes en 2012;
- la diabetes;
- los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante), y
- algunos cánceres (endometrio, mama, ovarios, próstata, hígado, vesícula biliar, riñones y colon).
Caminar como recomendación, Fitbit o podómetro como herramienta
Son reconocidas las grandes dificultades para la incorporación de actividad física (AF) en la rutina de la mayoría de las personas con obesidad. No obstante, la automonitorización del caminar ha demostrado una mayor adherencia a un estilo de vida saludable.
La investigación indica que caminar es una manera efectiva de incrementar los niveles de AF (Tudor-Locke et al., 2004), que caminar como ejercicio es la AF más frecuentemente realizada (Ham, Kruger y Tudor-Locke, 2009) y que las recomendaciones de AF basadas en pasos suelen ser bien recibidas por las personas que no practican ningún deporte u otra AF (Tudor-Locke et al., 2011).
La notable difusión del uso de los dispositivos portátiles (wearables) conectados a smartphones, accesibles actualmente a todos los rangos de edad, permite que las aplicaciones basadas en el control de los pasos realizados diariamente ofrezcan una alternativa muy interesante y de bajísimo costo a los programas tradicionales de pérdida de peso. Algunas revisiones sistemáticas exploran la aceptabilidad, eficacia y efectividad de los dispositivos de AF y aplicaciones móviles encontrando beneficioso el uso de fitbit para ayudar a conseguir los objetivos y son, en general, bien aceptados por los pacientes. En cuanto al objetivo general de incrementar la AF, la evidencia indica que el uso de podómetros es eficaz, y sitúan este incremento en una media en torno a los 2.000 pasos diarios (Bravata et al., 2007; Kang, Marshall, Barreira, y Lee, 2009). Por ejemplo, un estudio retrospectivo de (Chin SO et.al., 2016) sobre 35.921 pacientes con obesidad que utilizaron una fitness app concluyó que el 77,9% de los usuarios perdió peso mientras usó la aplicación. Para lograrlo parece que son importantes dos elementos: el establecimiento de objetivos concretos (junto con el registro de los pasos realizados) y la influencia del profesional de la salud.
El uso de Fitbit: establecimiento y registro de objetivos
A la hora de pautar la cantidad de pasos necesarios que se debería programar, existe alguna variabilidad, y aunque hay pequeñas discrepancias, la cifra de 10.000 pasos se ha implantado como referencia en múltiples investigaciones, aunque vale aclarar que esa referencia se debe a otros factores. Para mayor información sobre este tópico, se recomienda la lectura del artículo ¿Es útil el fitbit para mejorar tu salud?, publicado anteriormente. Sin embargo, parece que la cantidad establecida no es lo más importante, ya que una revisión de diversos estudios concluía que el incremento en AF se producía tanto si la meta eran 10.000 pasos diarios como si se planteaba otra meta alternativa personalizada, puesto que el factor clave es tener una meta establecida.
El psicólogo Federico Lande propone la meta de siete mil pasos diarios. Impulsa este desafío desde su página de Instagram, @7000pasos, dedicada a incentivar a la incorporación de la AF dentro de la cotidianeidad de cada persona, destacando su gran impacto tanto en la salud mental como física.
La influencia de los profesionales de la salud
Parece resultar esencial para dar sentido al uso de estos dispositivos en el contexto de un programa de intervención que abarca otros aspectos (dieta, control de comorbilidades, fármacos), interpretar los resultados y dar un feedback riguroso al paciente sobre sus progresos. Lamentablemente, la incorporación de nueva tecnología en salud supone en ocasiones un rechazo por parte del profesional, ya que conlleva la necesidad de formación sobre su manejo y la interpretación de los resultados en consultas en las que habitualmente no se dispone de tiempo suficiente.
Hay que resaltar que el uso personal de wearables para el paciente con obesidad, sin un asesoramiento adecuado por el profesional conduce en un alto porcentaje de casos a la frustración cuando no se alcanzan los objetivos, así como desánimo y abandono de la herramienta.
Conclusión
El sobrepeso y la obesidad, como las enfermedades no transmisibles vinculadas, pueden prevenirse en la mayoría de los casos. La responsabilidad individual solo puede tener pleno efecto si las personas tienen acceso a un modo de vida sano (OMS, 2011).
Por esto, las claves para reducir la obesidad y aumentar los niveles de AF reside en iniciativas públicas y privadas que incentiven su práctica: horarios laborales que respeten tiempo para la AF, entornos y comunidades favorables que permitan influir en las elecciones sobre que AF hacer, instalaciones deportivas de fácil acceso e intervenciones accesibles económicamente.
También es imprescindible la colaboración entre la industria tecnológica y los profesionales de la salud en la investigación clínica sobre estos dispositivos de AF para conseguir un uso óptimo y eficaz, junto con el desarrollo de algoritmos validados con recomendaciones sobre AF. Por consiguiente, en el plano social, es importante ayudar a las personas a seguir las recomendaciones mencionadas y fomentar la disponibilidad de opciones alimentarias más saludables y que sean fácilmente accesibles para todos.
Referencias bibliográficas
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Bravata, D. M., Smith-Spangler, C., Sundaram, V., Gienger, A. L., Lin, N., Lewis, R., Sirard, J. R. (2007). Using pedometers to increase physical activity and improve health: a systematic review. JAMA, 298, 2296-2304. doi: 10.1001/jama.298.19.2296.
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Kang, M., Marshall, S. J., Barreira, T. V. y Lee, J. O. (2009). Effect of pedometer-based physical activity interventions: a meta-analysis. Research quarterly for exercise and sport, 80, 648-655. doi: 10.1080/02701367.2009.10599604.
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