No hace mucho pasó el 14 de Febrero, una fecha que en muchos países se celebra como el día del amor y la amistad. Esta fecha es bastante popular en parte porque la mayoría de las personas entablamos amistad con personas fuera de nuestro círculo familiar y generalmente lo hacemos desde muy pequeños. Pero ¿alguna vez te has preguntado por qué formamos relaciones de amistad con personas que no pertenecen a nuestra familia? Este nuevo estudio podría responder dicha pregunta.
Un grupo de científicos se propuso estudiar las redes sociales y el intercambio eficiente de información. Para esto, y al observar que las redes sociales en sociedades modernas son muy estructuradas y complejas y usualmente involucran contacto frecuente con amigos que no forman parte de la familia de la persona, decidieron estudiar sociedades tradicionales pequeñas. Específicamente, seleccionaron sociedades de cazadores-recolectores.
Los investigadores utilizaron tecnología sensorial inalámbrica (motes) para estudiar redes cercanas al campamento entre Agta y BaYaka. En total se estudiaron seis campamentos Agta en Filipinas (incluyendo a 200 individuos, y 7,210 interacciones de díadas grabadas) y tres campamentos BaYaka en Congo (que incluyó a 132 individuos, y 3,397 interacciones de díadas grabadas).
Los datos fueron recolectados entre Marzo y Septiembre del 2014. Sus resultados mostraron que en las redes sociales de los cazadores-recolectores se observan signos de incremento de la eficiencia en el intercambio informativo potencial (llamado también “eficiencia de la red”). El aumento en la eficiencia de la red se logra a través de la inversión en unos pocos vínculos fuertes entre amigos que no sean parientes del individuo. Estas interacciones con amigos fuera de la familia aparecen ya en la niñez, creando oportunidades de colaboración e intercambio cultural más allá de la familia. De hecho, ellos observaron que la asignación de amigos al azar reduce significativamente la eficacia de las redes y que las amistades que aumentaban dicha eficacia eran las que comenzaban a edades tempranas. Esto fue cierto en ambas poblaciones analizadas.
El aumento en la eficiencia de la red se logra a través de la inversión en unos pocos vínculos fuertes entre amigos que no sean parientes
Los autores del estudio escriben: “(…) la evidencia presentada en nuestro estudio sugiere una explicación de por qué la gente es entusiasta en socializar, cooperar e intercambiar información con individuos desconocidos, desde tribus aisladas buscando contacto hasta redes sociales a escala global como la World-Wide Web.”
El estudio muestra también que las amistades fuertes son más relevantes que los lazos de familia al predecir niveles de conocimiento compartido entre personas. Los científicos hipotetizan que la transmisión de conocimiento cultural puede haber moldeado nuestras redes sociales contribuyendo a que tendamos a extenderlas más allá de la familia.
Los autores proponen que la alta eficacia global de las redes es clave para múltiples aspectos de la cultura acumulativa humana, incluyendo la divulgación de normas y la difusión de innovaciones tecnológicas.
El rol de los lazos amistosos en la promoción de cultura acumulativa en cazadores-recolectores es apoyada por el hecho de que los amigos cercanos han aumentado el conocimiento compartido de plantas, comparado con esposos, hermanos y las díadas padres-hijos en la base de datos de Congo-Brazzaville. Estas propiedades encontradas en sociedades pequeñas también han sido observadas en comunidades online (1). La investigación presenta evidencias de estas propiedades en dos poblaciones de cazadores-recolectores.
Los científicos recomiendan que futuras investigaciones indaguen sobre los detallen en el vínculo entre las estructuras de las redes sociales, la amistad y el conocimiento acumulativo.
Fuente: Tendencias21
Imagen: Ben White (Unsplash)