Si venimos con algunos problemas de índole sexual hace un tiempo, cuán frecuente es pensar “ya se me va a solucionar”, “es solo una etapa”, “cuando esté con otra pareja no voy a tener esta dificultad”, “cuando convivamos/nos casemos/tengamos hijos eso va a pasar y no vamos a tener más el problema”.
Esos son pensamientos que encontramos a diario frente a la pregunta ¿Por qué no consultaste antes? Dejamos para lo último la consulta sexológica sin darnos cuenta que es un aspecto fundamental de nuestra vida y que el malestar en esa área nos afecta en diversos aspectos.
La terapia sexual tiene como característica central ser focalizada, es decir, orientada al problema que afecta al paciente. La misma se compone de un conjunto de estrategias para tratar disfunciones o malestar en el desempeño sexual cuando no hay etiología médica(fisiológica), o como complemento al tratamiento médico.
Entre las estrategias terapéuticas más frecuentes están: psicoeducación, técnicas de relajación, ejercicios de Kegel, placereado, desensibilización sistemática, parada y arranque, reestructuración cognitiva, entre otras.
Las mismas permiten que el paciente vaya desde las primeras sesiones trabajando estas técnicas durante la semana, por supuesto, todo al debido tiempo en que el paciente pueda afrontar sus dificultades.
¿Frente al problema que tenemos es mejor preocuparse u ocuparse del mismo? La diferencia está en si damos vueltas en círculos alrededor de algo que nos sucede y nos angustia o si abordamos el problema con herramientas concretas y eficaces para hacerle frente y solucionarlo.
Como plantea el Dr. Héctor Fernández Álvarez:
“Las personas somos altamente resistentes frente al cambio de nuestros patrones básicos pues tenemos necesidad de defenderlos para asegurar nuestra identidad. Esto no significa la imposibilidad de cambiar. Supone que los cambios que se deben intentar son pequeños y requieren un proceso persistente que busque consolidar cualquier logro, pues el paciente siempre mostrará tendencia a la restauración de modo anterior. Pequeños cambios no significan cambios poco relevantes. En este terreno rige con plenitud aquel principio que nos enseña que en los fenómenos más complejos, las pequeñas modificaciones pueden acarrear importantes consecuencias. Y eso es, precisamente, lo que debe guiar la tarea terapéutica en este caso.”
Quienes nos especializamos en sexología clínica comprendemos las dificultades del consultante en hablar y exponer temas tan íntimos y difíciles, pero también sabemos que un ambiente cálido y confiable permite que con pequeñas modificaciones que se vayan realizando, el paciente en poco tiempo pueda ir conectándose nuevamente con su cuerpo y sus emociones y logre llevar una sexualidad plena y saludable.
Laura Diaz es psicóloga especializada en sexualidad y fundadora de Psicosexualidad.com, puedes escribirle en esta dirección [email protected]
Imagen: AwenTherapy