Hace unos meses compartimos los resultados de un estudio que sugiere que las personas con cáncer y depresión tienden a vivir menos por los efectos negativos que genera la desesperanza y la desolación en la salud física.
Ahora, científicos del Instituto de Investigación Nacional del Genoma Humano (NHGRI, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Oxford aseguran que el tipo de interacciones sociales de los pacientes con cáncer podría influir significativamente en la calidad de los resultados de la quimioterapia, así como en la resistencia del cuerpo al tratamiento.
Las conclusiones del estudio, publicadas en la revista Network Science, indican que los pacientes que interactúan durante la quimioterapia con otros pacientes que han sobrevivido cinco años o más al cáncer tienden a vivir también cinco o más años. En contraste, los pacientes que han establecido relación o interacción constante con pacientes que han muerto en los cinco años posteriores son más propensos a morir en menos de cinco años.
Para Jeff Lienert, autor principal y miembro del Programa de Investigación Social y Conductual del NHGRI, la explicación a esto puede breve:
“Las personas modelan su comportamiento con base en lo que hay a su alrededor”
“Por ejemplo, si vas a comer con amigos, lo más probable es que comas más de lo que sueles comer regularmente, incluso si no puedes ver lo que ellos están comiendo. Cuando vas andando en bicicleta, es probable que tengas un rendimiento mucho mejor si hay otros ciclistas a tu alrededor, independientemente de cuál sea el rendimiento de los otros”.
El equipo se basó en datos de registros médicos electrónicos de entre el año 2000 y 20009 procedentes de dos hospitales importantes del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido. Los investigadores examinaron el tiempo total que un paciente compartió con los mismos pacientes sometidos a quimioterapia y su tasa de supervivencia a cinco años. La tasa de supervivencia a cinco años es el porcentaje de personas que viven al menos cinco años después de completar el tratamiento de quimioterapia. Por ejemplo, una tasa de supervivencia a cinco años del 70 por ciento significa que aproximadamente 70 de cada 100 personas siguen vivas cinco años después de la quimioterapia. También revisaron un esquema de la sala para confirmar la suposición de que los pacientes estaban potencialmente posicionados para interactuar.
los pacientes que interactúan durante la quimioterapia con otros pacientes que han sobrevivido cinco años o más al cáncer tienden a vivir también cinco o más años
Cuando los pacientes se hallaban alrededor de los que fallecían durante la quimioterapia en menos de cinco años, tenían un 72 por ciento de probabilidades de morir dentro de los cinco años siguientes a su quimioterapia. El mejor resultado fue cuando los pacientes interactuaron con alguien que sobrevivió por cinco años o más: tenían un 68 por ciento de probabilidades de morir en cinco años.
El modelo de los investigadores también predijo que si los pacientes fueran aislados de otros pacientes, tendrían un 69,5 por ciento de probabilidades de morir en un plazo de cinco años. Los científicos vinculan estos resultados con la acción de la respuesta al estrés, el cual se manifiesta al momento de ver a alguien relativamente cercano morir en un lapso breve de la misma enfermedad para la cual estamos recibiendo tratamiento.
“Cuando estás estresado, las hormonas del estrés, como la adrenalina, se liberan y eso te hace reaccionar con un mecanismo de lucha o huida. Si no puedes huir o luchar, como sucede cuando estás recibiendo quimioterapia, estas hormonas se van acumulando”, explica Lienert.
Con el tiempo, los efectos de las hormonas del estrés sobreproducidas puede ser letal para el organismo de una persona con un sistema inmunológico debilitado.
Las cifras resultantes de esta investigación podrán no ser demasiado altas, sin embargo, crean una diferencia sustancial en una visión macro del asunto. Hay solo un dos por ciento de diferencia en la tasa de supervivencia entre los pacientes que interactúan con otros pacientes y los que son aislados, sin embargo, cuando llevamos eso a un escenario de 5,000 pacientes en nueve años, significa que 100 pacientes podrían tener una expectativa de vida más larga.
Los investigadores no profundizaron en los efectos de las visitas que reciben los pacientes con cáncer, pero sugieren que el impacto es similiar:
“El apoyo social positivo durante el momento exacto en que el punto de estrés está al máximo es crucial. Si tienes un amigo con cáncer, sigue haciéndole compañía durante la quimioterapia y eso probablemente reducirá sus niveles de estrés. El impacto puede ser tan efectivo e incluso más efectivo que si el paciente interactúa con otros pacientes (que han sobrevivido)”.
Fuente: Science Daily; NIH/National Human Genome Research Institute