Interesante y extenso artículo en The New York Times acerca de Ozempic, la inyección autoadministrada que está revolucionando las redes sociales como la solución para la obesidad:
Hemos adquirido soltura con el nuevo lenguaje de la farmacología, la diabetes y la pérdida de peso. Ozempic, Wegovy y Mounjaro son parte de nuestro léxico público. Los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) son fármacos que salvan vidas, creados para ayudar a los millones de personas que padecen diabetes tipo 2 y obesidad clínica. Prometen librar a Estados Unidos de la obesidad, si nuestro país consigue hacer asequible la costosa cura.
Pero estos fármacos milagrosos también son una abreviatura de nuestro lenguaje codificado de la vergüenza, el estigma, el estatus y los prejuicios en torno a la gordura. Desenredar esas dos funciones es un problema social que un fármaco milagroso no puede arreglar.