La terapia de aceptación y compromiso (ACT) cuenta con más 400 ensayos aleatorios que respaldan su efectividad para el abordaje de múltiples problemas psicológicos, incluido el dolor crónico. Este importante cuerpo de investigación ha permitido que la OMS evaluara su efectividad y que la incluyera en la Guía para el manejo del dolor crónico en niños, que fue publicada en enero de este año.
La inclusión de ACT se encuentra en el apartado de los tratamientos no farmacológicos:
- En niños con dolor crónico, manejo psicológico a través de la terapia cognitiva conductual e intervenciones relacionadas como la terapia de aceptación y compromiso y la terapia de relajación (recomendación condicional, nivel de evidencia moderado).
- La terapia psicológica se puede administrar de manera presencial o remota, o utilizando un enfoque combinado (recomendación condicional, nivel de evidencia moderado).
A simple vista pareciera que la recomendación de los tratamientos psicológicos es débil, pero como explica en un tuit Steven Hayes, cocreador de ACT, las psicoterapias igualaron a las recomendaciones más fuertes incluidas en la guía e incluso sobrepasaron a la medicación que alcanzó un nivel de evidencia bajo.
¿En qué se basó la OMS?
Para decidir qué tratamientos incluir, los investigadores de la OMS llevaron a cabo una revisión sistemática de 63 ensayos aleatorios controlados que valoraron la efectividad de la terapia cognitiva conductual, entrenamiento en relajación, terapia conductual, hipnosis, terapia de resolución de problemas y la terapia de aceptación y compromiso versus las listas de espera y el tratamiento habitual. Entre los tipos de dolor crónico se incluyó la migraña, el dolor de cabeza tensional, entre otros.
Los resultados reportaron que la terapia cognitiva conductual, la terapia de aceptación y compromiso, la terapia de conducta y el entrenamiento en relajación, evaluadas como grupo, lograban una reducción del 50% del dolor y discapacidad; mejoraban la calidad de de sueño; estado de ánimo; calidad de vida; comunicación familiar y reducían la ansiedad.
No es cualquier tipo de terapia la que pasa por una revisión sistemática, especialmente para el abordaje de una condición tan complicada como el dolor crónico en niños. Y que la OMS, la máxima institución de salud en el mundo la incluya en su guía, es un logro muy importante para los miles de investigadores que han llevado esta terapia al laboratorio y la han evaluado durante 34 años.