Según información del Psychology Today, datos de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) muestran que aproximadamente el 10% de los estudiantes de secundaria en EE.UU han informado ser víctimas de violencia física y sexual por su pareja en los últimos 12 meses. Las niñas y mujeres jóvenes entre las edades de 16 y 24 años son las más susceptibles a la violencia entre parejas (aproximadamente el triple del promedio nacional).
Según una encuesta del CDC, el 23% de las mujeres y el 14% de los hombres que sufrieron abusos por parte de una pareja íntima, primero lo experimentaron entre las edades de 11 y 17 años. Lamentablemente, muchos de estos jóvenes temen informar el abuso, por lo que es probable que la cantidad de incidentes de abuso sea mucho más alta de lo que se documenta.
Las niñas y mujeres jóvenes entre las edades de 16 y 24 años son las más susceptibles a la violencia entre parejas
En la segunda etapa de la vida, donde la adolescencia llega con una carga emocional y afectiva que busca ser expresada y experimentada en sus relaciones interpersonales; el adolescente empieza a descubrir el agrado de la atracción sexual, buscar privacidad en sus relaciones sociales y tener el placer de estar cerca de otros.
Sus pensamientos se transforman en acting out (acciones hacia fuera), en lugar de hablarlo comienzan con los primeros contactos en formas de noviazgos y enamoramientos. Las mujeres descubren el poder de la seducción y los hombres aprenden los comportamientos de conquista.
La manera de vincularse de los adolescentes es la representación de su mundo interno
La forma en que los jóvenes y adolescentes llevan sus noviazgos y enamoramientos es el producto del desarrollo de sus primeros vínculos con sus padres. La infancia es una relación a nivel físico por el contacto que recibe por su dependencia, hasta la adolescencia donde la expresión emocional es selectiva. Todo esto va a construir la psiquis del niño a un joven adolescente que empieza a llevar sus primeros contactos desde la psico-sexualidad.
Estudios en el campo del desarrollo a nivel biológico y emocional de investigadores cómo Daniel Siegel, Bruce Perry y Stephen Porges demuestran que la primeras experiencias de cuidado vividos en la infancia, estructuran la calidad de las relaciones futuras de una persona.
Este patrón de relación que es establecido a una edad temprana puede influenciar la vida adulta. Así, que la manera de vincularse de los adolescentes también representa el estado de su mundo interno y aprendido.
¿Y cuándo un adolescente empieza a tener un noviazgo violento?
Tengamos presente el significado de violencia como el acto de imponer agresivamente una posición frente al otro, para dominar o controlar la relación que puede ser física o psicológica.
Un adolescente comienza a tener un noviazgo violento cuando se involucra en un ciclo de violencia que empieza desde el estrés y tensión hasta el dominio y control de la relación, afectando su estructura psicológica y emocional.
Cuanto más tiempo de relación en un noviazgo violento el adolescente participe, más acabada quedará su autoestima y autoconcepto y en estos casos será necesario recomponer su propia identidad.
El ciclo de la violencia en un noviazgo empieza por la ruptura que genera un cambio en la dinámica de la relación
Cuanto más énfasis se otorgue a un género, cómo puede ser el masculino con la valoración de poder, más violencia en la mujer u otro género va haber, por el estigma de sumisión.
El ciclo de la violencia en un noviazgo empieza por la ruptura que genera un cambio en la dinámica de la relación, lo que genera estrés, tensión e impotencia en un género que se “considera” más fuerte. La ruptura rompe la creencia del otro y la impotencia de evitarlo atrae el acto violento para someterle.
Seguidamente hay una fase de idealización de un cambio, aparece así un aparente equilibrio de reconciliación que se re-confirma a través de la violencia ejercida. No bastará una nueva sensación de frustración por falta de control en la relación para que la tensión provoque la violencia, haciendo que el ciclo continúe.
La interrupción de este ciclo violento se logra cuando se sostiene el impulso del propio deseo de controlar la relación, de saber aceptar lo desagradable, de madurar ante la frustración y lo doloroso que puede ser separarse.
Los adolescentes que crecen en ambientes familiares violentos terminan internalizando una de las figuras paternas, hay quienes no se identifican con la figura violenta y se identifican con la parte sumisa: la victima; y así entran en relaciones donde ellos serán los sometidos o agredidos.
Existen también los noviazgos de violencia cruzada es cuando una adolescente provoca la violencia del otro atacándolo o maltratándolo psicológicamente, jugando con él o ella para provocar reacciones agresivas que terminan en violencia.
Los adolescentes que están en relaciones abusivas son más susceptibles a la depresión y la ansiedad, comportamientos de riesgo poco saludables
Los noviazgos violentos pueden tener consecuencias extremas. De acuerdo con el CDC en artículo del Psychology Today, los adolescentes que están en relaciones abusivas son más susceptibles a la depresión y la ansiedad, comportamientos de riesgo poco saludables (por ejemplo, el uso de drogas y alcohol), la autolesión y la ideación suicida. Además, los adolescentes que están en relaciones abusivas en la escuela secundaria corren un mayor riesgo de tener relaciones abusivas en la universidad.
Características de los noviazgos violentos
- Su pareja le hace distanciarse del grupo familiar y/o amigos.
- Su pareja le hace sentir como si todo fuera su culpa. Sentimientos de culpa, que no promueven un apego seguro.
- Abuso físico, emocional, verbal y/o sexual.
- Control excesivo por parte de la pareja (controla los amigos, lo que el otro habla y dónde está a cada momento).
- Amenazas constantes.
- Cuando se tiene una idea insana del amor y no importa qué se haga, pero se justifica el sacrificio.
- Cuándo la sexualidad se ve distorsionada en actitudes sádicas o masoquistas.
- Temores de estar solo/a.
- Actitudes inmaduras o infantiles.
- Cuando se cree que el cariño justifica el mal-trato.
- Una baja autoestima y poca confianza en sí mismo/a.
Como ayudar a un adolescente a tener relaciones más sanas
Ayudar a un adolescente a tener una relación más sana empieza desde el dialogo abierto en la casa, conocerse a uno mismo y reconocer cuáles fueran los modelos de apego aprendidos. La psicoterapia para adolescentes puede ayudar a los jóvenes a cambiar esta realidad y construir relaciones más sanas.
- La enseñanza de habilidades sociales es muy importante para que tengan recursos nuevos. Esto le ayudará a salir de un patrón de sumisión que es llamado indefensión aprendida, es decir, no tener los recursos para defenderse de la agresión del otro y no saber colocarse límites sanos que los protejan.
- Ayudar al joven a expresar las emociones resulta imprescindible. Los jóvenes deben reconocer cómo ellos mismos se sienten cuando son tratados así (pensamiento reflexivo) y en que otros momentos de su vida pudieron haberse sentido de esa manera (historia personal). Puede ser que lo hayan visto en casa pero el ambiente familiar no pudo reconocer este tipo de relación violenta porque los padres así se relacionaban (patrón de relación aprendida).
- Ayudarlos a identificarse de una manera diferente sacándolos de rol de sumisión o victimismo. Favoreciendo establecer relaciones de intimidad con respeto por uno mismo, empatía y autonomía para no aferrarse a otros.
- Demostrarle nuevas maneras de vincularse sanamente a través de un modelo de relación que pueda expresarle seguridad, congruencia, contención a sus sentimientos, comprometido con sus valores de relación, como la paciencia, el temple y la calma.
Por ultimo, cabe decir que la madurez implica una mayor resistencia a la frustración, no complicarse tanto las cosas, de hacerse la vida más fácil, más concreta menos compleja y con menos necesidades innecesarias. Que al final y a cabo se trata de empoderarse y darse a cada joven su lugar.
Artículo publicado por Juan Carlos Merino Peñafiel, psicólogo y director de Espacio Vida, institución peruana reconocida de tratamiento y evaluación psicológica.