Valeriya Safronova, explica en The New York Times, que las gafas de protección de luz azul son una pérdida de dinero:
“Desde cualquier punto de vista, resulta muy difícil justificar el gasto de dinero extra”, afirma John Lawrenson, profesor de ciencias visuales clínicas en la City, Universidad de Londres. (Los precios varían, pero empiezan en torno a los 20 dólares). Tras analizar varios estudios que probaban la eficacia de las lentes que bloquean la luz azul, él y sus colegas concluyeron que los anteojos no son necesarios.
La fatiga ocular digital es real, pero es imposible afirmar con certeza que la culpable sea la luz azul. “Nadie ha establecido una asociación causal independiente entre la luz azul procedente de la computadora y los síntomas visuales”, afirma Lawrenson. Recomendó acudir a un oftalmólogo para una revisión en vez de apresurarse a comprar lentes sin receta.
Y agrega:
La cantidad de luz azul que emiten nuestros dispositivos es demasiado pequeña como para suponer un riesgo grave, afirma David Ramsey, especialista en retina del Lahey Hospital & Medical Center de Massachusetts. Nuestros ojos reciben mucha más luz azul en el exterior que en el interior, incluso cuando está nublado. Para tener una idea de la escala, Ramsey sugiere sacar uno de tus dispositivos en un día luminoso. “¿Cuántos de nosotros hemos estado en la playa con nuestra computadora portátil o nuestro celular y nos ha impresionado lo difícil que es leer la pantalla?”, dijo.
Bueno, cada quién hace lo que quiere con su dinero. También los puedes comprar porque te gustan o simplemente te quedan bien.