Interesante entrevista a Rébecca Shankland, experta en la investigación de la gratitud, publicada en el diario La Vanguardia:
¿Por qué somos tan ingratos?
A causa del fenómeno de habituación ya no percibimos las intenciones benévolas que hay detrás de los actos, pasamos por alto el sentimiento de gratitud y generamos una sensación de falta de reconocimiento en el otro. Esta sensación puede generar frustración y, con el tiempo, sufrimiento.
Hace falta humildad.
…Es la cuna de la gratitud. Ser capaz de percibir y agradecer los pequeños gestos, salir del autocentramiento, genera bienestar. André Comte-Sponville decía que la gratitud es un segundo placer que prolonga el primero; como un eco alegre de la alegría experimentada, como una felicidad más para más felicidad.
Solemos ser poco agradecidos con los que tenemos más próximos.
Nos habituamos a lo bueno asumiéndolo como normal, y tendemos a ver lo que no funciona, lo que el otro hace mal en lugar de lo que hace bien, por eso es tan útil el diario de gratitud.
Cómo ser más agradecidos:
¿Por qué es tan difícil ser agradecido?
El cerebro percibe en primer lugar las amenazas, al final del día recordamos lo que ha salido mal, las críticas, los que han sido desagradables, y eso genera insatisfacción ante la vida y las relaciones. Y cada vez que tenemos emociones negativas aumenta el sesgo negativo.
¿Y se contrarresta siendo agradecido?
Sí, porque la gratitud es una emoción muy intensa que nos permite recordar lo positivo. Semanas después de realizar el diario de gratitud, cuando le pedimos a las personas que escriban diez recuerdos, escriben más recuerdos positivos que los que no hicieron el diario. El diario de gratitud hace que los buenos recuerdos estén más accesibles y nos da una sensación de satisfacción con la vida.