El País realizó una interesante entrevista a la psiquiatra y presidenta de la Asociación Americana de Psiquiatría, Maria Oquendo. En esa conversación Oquendo habla sobre la influencia de la industria farmacéutica sobre la salud mental y también nos explica su propuesta para que el suicidio sea considerada como una psicopatología separada:
Yo propuse, junto a un colega en 2008, que debe considerarse una patología separada. Hoy, en los criterios de problemas psiquiátricos, solo aparece el intento de suicidio y la ideación suicida como síntoma de depresión mayor, ya sea unipolar o bipolar, o trastorno limítrofe. Sin embargo, sabemos que las personas se suicidan si tienen alcoholismo, si tienen esquizofrenia, estrés postraumático…
Tener una restricción conceptual reduce al suicidio a estar vinculado con problemas específicos, ya sea la depresión o el trastorno de personalidad limítrofe. Eso nos causa un problema conceptual al llevar el impacto del suicidio a través de todas las enfermedades psiquiátricas, y valga decir que hay algunas personas que no aparentan tener ningún problema psiquiátrico que también se suicidan. Tenemos que pensarlo de otra forma y hemos propuesto una serie de síntomas y criterios para poder evaluar el comportamiento suicida.
La necesidad de psicólogos en los países pobres:
Sí sabemos que los países pobres no tienen acceso a servicios psiquiátricos. Yo tengo varios proyectos en el África subsahariana, y por ejemplo, en Mozambique, el país que conozco mejor porque llevo tres años trabajando allí, para una población de 24 millones de personas, tienen 13 psiquiatras y 250 psicólogos. Obviamente en un país como ese, la pobreza tiene un peso importante.