Los niños tienden a elegir amigos que hablan con su propio acento local, incluso si crecen en una comunidad diversa y están regularmente expuestos a una variedad de acentos, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en la revista Developmental Psychology.
“Estudios previos han determinado que los niños de 5 años prefieren ser amigos de quienes hablan como ellos y esas preferencias son tan fuertes que pueden anular las preferencias para los amigos de la misma raza”, afirma Paquette-Smith. Por lo tanto, ella y sus co-autores plantearon como hipótesis si la exposición regular a una amplia variedad de acentos modularía las preferencias.
“Es de conocimiento general que los adultos discriminan inconscientemente a otros por la forma en que hablan, pero queríamos entender cuándo, cómo y por qué se desarrollan estos sesgos”, explicó la autora, Melissa Paquette-Smith, de la University of California en Los Ángeles.
En virtud de esto, desarrollaron tres experimentos con casi 150 niños de habla inglesa, de 5 y 6 años de edad, que viven en el área del Gran Toronto, una de las áreas metropolitanas con mayor diversidad cultural y lingüística del mundo. Según los investigadores, más de la mitad de los residentes de esta comunidad nacieron fuera de Canadá y casi el 50 por ciento aprendió un idioma diferente al inglés desde el nacimiento.
En el primer experimento, a los jóvenes participantes se les mostró parejas de niños en una pantalla de computadora. Un niño de cada pareja hablaba inglés con el acento canadiense local y el otro hablaba inglés con acento británico. Después de escuchar a los dos oradores, les solicitaron a los niños que eligieran qué niño querían como amigo.
El equipo de investigación también observó si la cantidad de exposición que los niños tenían a diferentes acentos en la vida cotidiana influía en estas elecciones. Dada la diversidad en el área, la mayoría de los niños en el estudio tuvieron contacto moderado o muy frecuente con acentos no locales, ya sea porque vivían con alguien en su casa o tenían un proveedor de cuidado infantil o un maestro con un acento diferente.
“A pesar de que estaban expuestos a una variedad de acentos, los niños canadienses preferían ser amigos de compañeros que hablaban con acento canadiense sobre compañeros que hablaban con acento británico. La cantidad de exposición que los niños tuvieron a otros acentos en la vida cotidiana no pareció amortiguar estas preferencias”, dijo Paquette-Smith.
Posteriormente, los investigadores quisieron averiguar cómo se verían afectadas las preferencias de los amigos de los niños si hicieran la misma tarea con los niños que no eran hablantes nativos de inglés.
El segundo experimento utilizó el mismo número de participantes que solo hablan inglés, y nuevamente, la mayoría de los niños reportó tener una exposición media o alta a acentos no locales. La conclusión fue la misma, excepto que en lugar de los niños británicos, los participantes escucharon voces de niños nacidos y criados en Corea y que habían aprendido inglés como segundo idioma.
Al igual que en el primer experimento, los jóvenes participantes mostraron una preferencia por sus compañeros con acento canadiense, pero el efecto fue aún mayor en el segundo experimento, según Paquette-Smith.
“Hay una serie de razones por las que pudo presentarse el caso”, dijo Paquette-Smith. “Podría ser que los niños coreanos fueran menos fluidos en inglés o que los participantes canadienses tuvieran más dificultades para entenderlos, o que los acentos británicos fueran simplemente más difíciles de distinguir de los acentos canadienses”.
Para el tercer experimento, los investigadores examinaron la posibilidad de que la capacidad de los niños para diferenciar los dos acentos podría haber desempeñado un papel en estas preferencias. El equipo predijo que los niños podrían identificar mejor su variedad de inglés canadiense cuando fuese comparado con un acento coreano y que les sería más difícil distinguir entre las variedades de inglés canadiense y británica.
Los niños escucharon las voces de los oradores canadienses, británicos y coreanos de los dos primeros experimentos. Después de reproducir las voces, el investigador le preguntó al niño: “¿Quién habla como tú?”, y luego los niños tomaron sus decisiones.
“Nuestras predicciones fueron correctas, a los niños les fue más fácil diferenciar entre los hablantes canadienses, coreanos, británicos y coreanos”, dijo Paquette-Smith. “La comparación más difícil para los niños fue entre los hablantes canadienses y británicos. Consideramos que esto se debe a que los niños son mejores para distinguir su acento local de un acento no nativo en comparación con un acento regional”.
Paquette-Smith enfatizó que una preferencia por los amigos con acentos similares no significa necesariamente que los niños tuvieran prejuicios contra aquellos con acentos no nativos.
“Es posible que las preferencias que se ven en la primera infancia se deban más a la familiaridad que a la aversión por las personas que hablan de manera diferente”, observó el autor.
“Este trabajo es un paso importante hacia la comprensión de las complejas relaciones que existen entre la exposición y las preferencias en la primera infancia y cómo estas preferencias podrían traducirse en sesgos en la edad adulta”.
Referencia original del estudio: Paquette-Smith, M., Buckler, H., White, K. S., Choi, J., & Johnson, E. K. (2019). The effect of accent exposure on children’s sociolinguistic evaluation of peers. Developmental Psychology. Advance online publication. Doi: http://dx.doi.org/10.1037/dev0000659
Fuente: PsychCentral