Una inquietud presente desde hace tiempo en autismo, se relaciona con la mirada y el por qué los niños con TEA mantienen menos contacto visual que otros pequeños. Esto incluso se utiliza como síntoma de alerta temprano en el diagnóstico.
Una reciente investigación realizada por investigadores del Marcus Autism Center, Children’s Healthcare de Atlanta y Emory University School of Medicine, ayuda a esclarecer este aspecto del trastorno.
Según estos, los niños con TEA no evitan el contacto visual de forma intencional, sino que simplemente pierden la importancia de la información social que aportan las miradas de los demás.
Los niños con TEA no evitan activamente el contacto visual, simplemente pierden de vista la importancia social que el mismo aporta
El conocimiento de este fenómeno es importante, ya que el hecho de entender por qué los niños con autismo hacen menos contacto visual, puede derivar en distintos enfoques de tratamiento, así como ideas diversas de cómo funciona el cerebro en el autismo. Al conocer la verdadera razón del fenómeno, se puede estar más seguro de que se está abordando de la manera correcta.
Existen dos explicaciones sobre el contacto visual reducido en TEA. La primera subraya que los niños con autismo evitarían el contacto visual porque lo encuentran estresante y negativo. La segunda en cambio, sostiene que los niños con autismo miran menos a los ojos de otras personas porque las señales sociales de los ojos no son percibidas como particularmente significativas o importantes.
Según los investigadores, este estudio demuestra que los niños no evitan activamente los ojos de las demás personas, por lo que las miradas no les resultarían aversivas. En cambio, observan menos porque parecen no tener en cuenta el significado social de la mirada.
La investigación incluyó a 86 niños, con y sin TEA. Los niños con autismo vieron una serie de videos cuidadosamente hechos. Antes de cada uno, presentaron una pequeña imagen para capturar la atención del niño, y cuando miraron hacia donde estaba la imagen, encontraron que estaban mirando directamente a los ojos de otra persona.
“Cuando lo hicimos repetidamente, descubrimos que los niños pequeños con autismo seguían mirando directamente a los ojos y, al igual que sus compañeros sin autismo, no se apartaron de los ojos ni trataron de evitarlos de ninguna manera”.
Sin embargo, cuando se presentaron diversos niveles de contacto visual socialmente significativo, los niños con TEA miraban menos a los ojos que sus pares sin el trastorno.
Warren Jones, uno de los investigadores, dijo al respecto:
“Estos resultados van en contra de la idea de que los niños pequeños con autismo evitan activamente el contacto visual. Están mirando menos a los ojos no por una aversión a hacer contacto visual, sino porque no parecen entender la importancia social del contacto visual”.
La investigación fue realizada en los primeros momentos del diagnóstico de autismo, es decir que los niños eran pequeños. Existen testimonios de jóvenes y adultos con TEA que informan sentirse ansiosos por la mirada de otras personas.
Al respecto, Jones afirma que su intención no es contradecir dichas experiencias personales. “Para los niños con autismo, las señales sociales pueden ser confusas y, a medida que crecen y se convierten en adultos, estas señales pueden llegar a ser aún más difíciles de entender.”
Esta investigación destaca la oportunidad de dirigir las preocupaciones subyacentes lo antes posible, pudiendo así dirigir las intervenciones hacia las causas que producen el menor contacto visual por parte de los niños.
La investigación fue publicada en el American Journal of Psychiatry, y se puede leer en el sitio web de Emory.
Fuente: ScienceDaily