Con el desarrollo de la tecnología emergen descubrimientos sorprendentes y, dependiendo de cómo se comparten con la sociedad, pueden ser malinterpretados.
La creencia de que los escáneres cerebrales pueden “ver” los pensamientos de la gente se origina en una falta de educación científica y conocimiento técnico sobre los límites de la tecnología. En general, muchos titulares exageran los resultados (es necesario, para llamar la atención de los lectores). El problema es que un gran porcentaje de lectores se quedan con el título y no siguen leyendo.
Qué sabemos ahora
Cada máquina de imágenes cerebrales puede, en el mejor de los casos, medir una sola dimensión (eléctrica, química o estructural) de un set de sub-habilidades (memoria semántica o identificación de errores de deletreo, por ejemplo). Ninguna máquina de imágenes puede medir el pensamiento, solo un sub-elemento de un pensamiento.
La verdad sobre el asunto es que ahora sabemos que el pensamiento involucra la percepción (todo el sistema sensorial trabajando en conjunto), memoria, atención, funciones ejecutivas, redes de áreas de dominio y otros mecanismos complejos que resultan en un pensamiento.
Aunque podemos detectar las redes neuronales más relevantes en cada uno de estos mecanismos, realmente no podemos decir qué significan de manera colectiva
El pensamiento no es una sola luz en el cerebro, más bien se trata de una combinación de docenas de redes (y cientos de conexiones) trabajando a ritmo sincrónico. Aunque podemos detectar las redes neuronales más relevantes en cada uno de estos mecanismos, realmente no podemos decir qué significan de manera colectiva. En otras palabras, podemos ver construcciones computarizadas de las redes neuronales relacionadas a la recuperación semántica de información, pero no necesariamente vemos la palabra “gato” cuando alguien piensa en ella.
Lo que es claro es que cada pensamiento está compuesto de muchas piezas diferentes y que las demandas específicas de cada fase del pensamiento producen patrones cerebrales que pueden ser usados para estimar los límites temporales de esa fase. Es decir que, para ver realmente el pensamiento, se necesitarían múltiples imágenes simultáneas.
Lo más cerca que hemos estado de ver estas “grandes imágenes” del pensamiento es el Connectome Project cuyo objetivo es construir un mapeo de redes neuronales para facilitar la investigación de trastornos cerebrales. Pero una red neuronal no es un pensamiento.
En conclusión, la tecnología que nos permitiría ver un pensamiento todavía no existe.
Fuente: PsychCentral