Daniel Manrique Castaño escribió para Hablemos de Neurociencia, uno de los artículos más completos que he leído acerca de la controversia de las neurociencias y su baja reproducibilidad:
me sumo a aquellas voces de preocupación sobre el quehacer de esta disciplina. Nadie negaría que la neurociencia es una ciencia, sin embargo, sus pilares están en una importante crisis. ¿Será ciencia hacer bellos experimentos y obtener interesantes resultados, aunque nadie más los pueda reproducir? Aunque la pregunta puede causar asombro, es importante saber que al menos dos tercios de los experimentos en Neurociencia son irreproducibles.
Manrique Castaño escribió sobre varios factores que afectan la reproducibilidad pero en esta ocasión quiero compartirles sobre el diseño experimental deficiente:
El diseño experimental y el análisis estadístico deficiente son la principal fuente de base en los experimentos neurocientíficos.
Katterin Button y su equipo publicaron en 2013 en el Nature Reviews of Neuroscience un análisis sobre los factores que afectan la fiabilidad de las neurociencias. Su principal conclusión indica que el poder estadístico de la mayoría de los experimentos en la disciplina es muy bajo, que sumado a la deficiencia en los diseños experimentales socavan la fiabilidad de los resultados.
Por ejemplo, se ha demostrado que en los experimentos donde se han utilizado técnicas de ciego y doble ciego para blindar a los investigadores, los efectos son menores que en los estudios donde el investigador conoce el tratamiento administrado.
Los investigadores mencionan: “estos reducen la reproducibilidad de las hallazgos neurocientíficos y afectan negativamente la validez acumulada de los hallazgos. Desafortunadamente, las prácticas de reporte y publicación es poco probable que cambien rápidamente”.
Lo anterior no es un tabú. Dorothy Bishop, profesor de Neuropsicología del Desarrollo argumenta que la Neurociencia utiliza en gran medida métodos que pre-suponen hipótesis y aumentan de manera considerable los falsos positivos. En otras palabras, los investigadores, al final, se las ingenian para encontrar lo que estaban buscando.
El mejor cierre para hacernos reflexionar:
¿Debería seguir considerándose ciencia un experimento que no se puede reproducir? Si no se toman en serio las grabaciones de fantasmas, porque ningún investigador puede reproducir dichos hallazgos, por qué no debería tratarse de igual forma los resultados de un experimento que exitosamente promete un mecanismo para tratar el Alzheimer, pero nadie más puede reproducir?
Este es un tema que hemos tocado varias veces en Psyciencia y el artículo de Manrique Castaño es una de las mejores lecturas sobre el tema.