Un increíble artículo de Gretchen Reynolds para The New York Times, que explica de dónde salió la idea de los 10,000 pasos para estar sanos y cuantos necesitamos realmente:
Los dispositivos de seguimiento a la salud física a menudo recomiendan dar 10.000 pasos al día. Pero el objetivo de los 10.000 pasos, que muchos de nosotros creemos que tiene sus raíces en la ciencia, de hecho se basa en la coincidencia y en una anécdota pegajosa más que en la investigación.
Según I-Min Lee, profesora de epidemiología en la escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard y experta en recuento de pasos y salud, el objetivo de los 10.000 pasos se hizo popular en Japón en la década de 1960. Un fabricante de relojes, con la esperanza de sacar provecho del interés en el fitness después de los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, produjo en masa un podómetro con un nombre que, escrito en caracteres japoneses, lucía como un hombre que camina. También se tradujo como “medidor de 10.000 pasos”, y creó así un objetivo de caminata que, a lo largo de las décadas, de alguna manera se incrustó en la conciencia de todo el mundo y en los monitores de ejercicios.