Enrique Alpañes para El País:
Un estudio publicado este viernes en la revista Cell Reports ha analizado la reacción neurológica a la música en 23 pacientes depresivos que habían demostrado resistencia al tratamiento médico. Se ha leído cómo sus cerebros reaccionaban ante los estímulos musicales. Y se ha visto cómo las oscilaciones neuronales del córtex auditivo —que procesa la información sensorial— y las del circuito de recompensa —que procesa la información emocional— se sincronizaban. Lo que escuchaban se mimetizaba con lo que sentían. Este fenómeno sería, según los autores, el poder curativo de la música actuando sobre el cerebro humano.
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“Su análisis es muy interesante porque nos permite ver cómo la música puede neuromodularnos, puede aliviar los síntomas depresivos”, señala Jesús Romero Imbroda, jefe de Neurología en el Hospital Quirón Salud de Málaga, que no ha participado en el estudio. A pesar de los aspectos positivos, Imbroda señala algunas limitaciones: “No es un ensayo aleatorizado, son pocos pacientes y son asiáticos, lo que tiene implicaciones socioculturales que son difíciles de trasladar a Occidente…”. Pero destaca cómo esta investigación, muy en línea con la literatura científica precedente, ayuda a entender cómo nuestro cerebro procesa la música y las emociones. “Es un ladrillo más dentro de este muro de conocimiento”, explica, en conversación telefónica.
No tiene que ver el género de musica en especifico sino que le guste a la persona:
“La mejora de los síntomas depresivos no estaba vinculada con la emoción de la música en sí, sino con el nivel de disfrute musical del paciente”, explica Sun. La preferencia subjetiva por una determinada canción sí que tuvo un impacto significativo. Es decir, que lo determinante para que una canción anime al paciente no es que esta sea triste o alegre, sino que le guste. “Las personas tienen distintos niveles de conexión con la música, lo que puede afectar significativamente a los resultados terapéuticos”, añade el experto. “Esto pone de relieve la importancia de personalizar la musicoterapia”.
La evidencia de la musicoterapia es muy limitada y cuestionada. Pero este estudio es un ladrillo más en el campo de la investigación neurocientifica, pero no aporta valor significativo a nivel teórico o clínico.
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