Una de las razones por las que la música está tan profundamente arraigada en la memoria es porque tendemos a escuchar las mismas canciones muchas veces a lo largo de nuestra vida (más, por ejemplo, que las veces que leemos nuestro libro favorito o vemos nuestra película preferida).
La música también es fundamentalmente emocional. De hecho, las investigaciones han demostrado que una de las principales razones por las que la gente se engancha a la música es por la diversidad de emociones que transmite y evoca. Numerosos estudios evidencian que los estímulos emocionales se recuerdan mejor que los no emocionales. La tarea de intentar recordar el abecedario, los colores del arcoíris o las notas musicales es intrínsecamente más motivadora cuando encaja con una melodía pegadiza, y más adelante recordaremos mejor los conceptos cuando establezcamos una conexión emocional.