Las investigaciones sobre el Principio de Relatividad Linguística o PRL (también conocido como la hipótesis Sapir-Whorf) nos han mostrado que el lenguaje que hablamos tiene un importante efecto sobre cómo experimentamos y entendemos la vida, impactando áreas tan diversas como nuestra percepción del tiempo y el espacio y la construcción de nuestra identidad.
¿Qué implicaciones tiene la PRL para la psicología?
Como ciencia, la psicología tiene el objetivo de ser neutral y objetiva y de descubrir verdades universales sobre la mente humana. Sin embargo, como sabemos muy bien los psicólogos, el idioma principal en la mayoría de las investigaciones, conferencias y revistas científicas es el inglés. Si un fenómeno no ha sido identificado en inglés, es poco probable que se le de relevancia.
Sin embargo la psicología ha tomado prestadas muchas palabras de otros idiomas y culturas. Tim Lomas analizó una muestra de estas palabras y publicó sus resultados en el Journal of Positive Psychology. Para ello buscó identificar la etimología de cada palabra en el texto principal de un artículo de Seligman y Csikszentmihalyi, utilizando un diccionario de etimología online.
Resultados
Los resultados de Lomas revelaron las diversas raíces etimológicas de la psicología y del inglés, en sentido más amplio. Solo el 39.4% de las 1333 palabras eran “nativas” del inglés. Por ende, más del 60% de las palabras del artículo han sido tomadas prestadas de otros idiomas en algún punto en el desarrollo del inglés. El porcentaje es más alto que análisis realizados para otras categorías como religión (41%), ropa y aseo (39%), cuerpo (14%), relaciones espaciales (14%), sentido de percepción (11%) e inglés como un todo (estimado entre 32 y 41%).
En el texto que se analizó, las mayores contribuciones vienen del latín (44.5%), seguidas del francés (7%), el griego (7%), el alemán moderno (0.7%), el nórdico antiguo (0.5%), el italiano (0.4%) y el árabe, el holandés y el escocés (los tres juntos conforman el 0.1%). De las palabras calificadas como originales del inglés, 52.1% son neologismos creados por otros lenguajes (mayormente latin y griego). Si se las agregara a la categoría de palabras “prestadas”, el porcentaje de estás últimas subiría a 70.
Por qué hay tantas palabras “prestadas”
Lomas explica que algunas veces el préstamo refleja importación de ciertas teorías psicológicas, como el psicoanálisis (al que Freud llamó psychische analyse, luego fue utilizado en francés como psychoanalyse y por último adoptado por los anglosajones alrededor de 1906).
Otras palabras prestadas articulan fenómenos que ya se conocían pero no tenían nombre o no habían sido conceptualizados en inglés, dando paso a la adopción de términos para permitir la vocalización. Tal es el caso de la palabra altruismo (altruism) que, aunque es un fenómeno que se ha visto a través de los siglos, la palabra aparece en los años 1830, en francés altruisme utilizado por el filósofo August Comte, basado en autrui y poco tiempo después entraría al inglés.
Cómo influyó en la psicología
El préstamo de palabras ha hecho que nuestra comprensión de la vida sea mas matizada y rica. En ese sentido la psicología debería seguir y comprometerse más consciente y activamente con palabras de otros lenguajes y culturas.
Lomas ha comenzado un proyecto lexicográfico a través del cual quiere coleccionar palabras no traducibles (es decir que no tienen un equivalente en inglés) que se relacionen con el bienestar. Es un trabajo en curso, colaborativo y evolutivo. Actualmente incluye 1200 palabras, la mitad de las cuales le han sido sugeridas en su sitio web.
Su proyecto propone que la psicología puede comprometerse con ideas y prácticas que no vienen del inglés de forma mas inclusiva y sistemática (abarcado colaboraciones y co-producciones con colegas de otras culturas). Lomas espera poder contribuir así a un mayor desarrollo del campo.
Referencias del estudio original: Lomas, T. (2019). Etymologies of well-being: Exploring the non-English roots of English words used in positive psychology. The Journal of Positive Psychology, 1–17. doi:10.1080/17439760.2019.1615107
Fuente: BPS