Los niños con trastorno del espectro autista suelen presentar tres dificultades centrales:
- Problemas de Interacción social
- Desafíos en la comunicación
- Comportamientos repetitivos
Además de esto, se sabe que suelen enfrentar problemas de postura, coordinación y planificación motora que a su vez pueden generar mayores dificultades para relacionarse con los demás y llevar una vida funcional. Estos problemas de movimiento habían sido examinados en estudios previos basados en niños o donde se había incluido a los adultos solo como parte de un rango amplio de edad
Ahora, un grupo de investigadores ha presentado los resultados de un estudio en la reunión anual de la Sociedad de Neurociencias en Washington que sugiere que las dificultades motoras vinculadas con el autismo podrían prevalecer también en adultos jóvenes (promedio de 17 a 25 años de edad).
Los adultos jóvenes con autismo caminan más despacio que sus pares típicos
Los investigadores observaron a un grupo de 20 adultos con autismo y 20 controles de aproximadamente el mismo rango de edad. Aplicaron a los participantes una batería de pruebas estándar de habilidades motrices finas, equilibrio y caminata, y encontraron que cuando se trata de tareas simples, como golpear rápidamente un dedo contra una superficie dura o quedarse quieto sin balancearse, las personas con autismo funcionan tan bien los individuos sin la condición.
La diferencia ocurre cuando se trata de actividades que requieren más “vaivenes” entre el cerebro y el resto del cuerpo. Los adultos con autismo presentan tiempos de reacción más lentos.
Los investigadores también documentaron la marcha alterada en adultos jóvenes con autismo. Estas personas tardan más en dar un paso, y los dan más cortos que las personas sin autismo. Esto significa que caminan más despacio que la media general.
Todo esto sugiere un procesamiento global más lento de la información motora y no una dificultad para realizar una tarea específica.
Los científicos indican que este tipo de patrones de movilidad, si bien no están asociados intrínsecamente con afectaciones en la vida de los adultos con autismo, sí se relacionan con las dificultades que van experimentando los adultos a medida que enjeven, es decir, un mayor riesgo de sufrir caídas.
Cortney Armitano, encargada de presentar el estudio, indica que lo próximo a determinar es si los adultos mayores con autismo verían sus habilidades motoras disminuidas de forma más rápida y brusca que los adultos mayores sin la condición, de manera que todo esto conduzca a terapias enfocadas en la movilidad.
Hasta el momento, algunas investigaciones sugieren que los adultos mayores con autismo presentan un riesgo elevado de mostrar síntomas motores compatibles con el Parkinson.
Fuente: Scientific American; Spectrum