Siobhan Roberts presenta en The New York Times una sencilla metáfora que ilustra cómo funcionan e interactúan las diferentes capas de protección contra el coronavirus:
Es bastante fácil entender la metáfora: varias capas de protección, imaginadas como rebanadas de queso, que impiden la propagación del nuevo coronavirus, SARS-Cov-2, el virus causante de la COVID-19. Ninguna capa es perfecta; cada una tiene agujeros y cuando estos se alinean, aumenta el riesgo de contagio. Pero la combinación de varias capas —distanciamiento social, cubrebocas, lavado de manos, pruebas y rastreo de contactos, ventilación, mensajes del gobierno— disminuye de manera importante el riesgo total. La vacunación añadirá otra capa de protección.
“Con bastante rapidez se puede crear una barrera impenetrable, y en realidad podemos aminorar la transmisión del virus”, señaló Julie Gerberding, vicepresidenta ejecutiva y directora de atención a los pacientes en Merck, quien recientemente se refirió al modelo del queso suizo cuando participó en un evento virtual de recaudación de fondos para MoMath, el Museo Nacional de Matemáticas en Manhattan.
“Pero se requieren todas estas cosas, no solo una”, añadió. Creo que eso es lo que a nuestra población le cuesta entender. Queremos creer que llegará el día mágico en que de pronto estarán disponibles 300 millones de dosis de una vacuna, que podremos regresar a trabajar y que todo regresará a la normalidad. Eso de ninguna manera sucederá pronto”.