Miguel Vallejos es psiquiatra especialista en psiquiatría y medicina legal con amplia experiencia en docencia y con carrera hospitalaria desde sus primeros pasos como médico. En su recorrido laboral ha presentado gran interés en trabajar con personas privadas de su libertad y las consecuencia por los maltratos y abusos que las mismos narraban padecer en su historia vital. Actualmente está presentando su primer libro: Maltrato infantil en personas privadas de su libertad, publicado por la Editorial Académica Española y es lo que nos convoca a conocer un poco más sobre su historia.
¿Cómo fue tu recorrido laboral como psiquiatra?
Comencé mi formación como profesional en Salud Mental, en el año 2004, cuando inicié mi residencia en psiquiatría en el Hospital J. T Borda. Mi vínculo profesional y afectivo con el hospital lo continúe, después de 4 años de residencia, realizando una beca honoraria, trabajando ad honorem, hasta que gané un concurso de médico de planta en el año 2013.
Aspiro a haya una mayor visibilidad de los efectos graves y significativos en la estructuración psíquica y en el neurodesarrollo de niños que han sido abusados
En el año 2006 empecé a trabajar en una institución, atendiendo a personas que presentaban síntomas psíquicos relacionados con eventos traumáticos o disruptivos y a partir de de ese momento empecé a capacitarme y profundizar sobre los efectos psíquicos de eventos traumáticos en los adultos. A su vez, en el año 2008 empecé a trabajar en el Programa Nacional de atención al interno con enfermedad mental grave, posteriormente denominado Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (PRISMA) perteneciente al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, en donde cumplí funciones de coordinación y asistenciales. Conformábamos equipos interdisciplinarios para brindar acompañamiento y tratamientos a personas privadas de su libertad, ya sean las declaradas inimputables o condenadas por diferentes delitos, quienes presentaban un alto nivel de vulnerabilidad biológica, psíquica y social, teniendo en cuenta tanto su historia vital como su realidad cotidiana en un institución totalitaria.
También desde hace algunos años complemento mi función asistencial con la docencia en diferentes Universidades, lo cual me permite conectarme y aprender de las diferentes perspectivas e inquietudes de las nuevas generaciones de médicos, psiquiatras y psicólogos.
¿Cuándo se formó tu interés por el maltrato infantil? Comenzaste a trabajar con personas privadas de su libertad previo a tener este interés?
Comencé a prestarle una mayor consideración y dimensión a las implicancias del maltrato infantil, cuando ya llevaba, aproximadamente, unos dos años trabajando con personas detenidas y luego de varios años de trabajar con sujetos con padecimientos mentales graves en el Borda.
En esos momentos, me estaba formando en un posgrado de terapia cognitiva y además ya llevaba varios años trabajando con pacientes que presentaban síntomas psicológicos graves, en quienes había observado los efectos producto de sufrir eventos traumáticos. Esto me llevó a comprender que una historia vital infantil traumática, vínculos de apego disfuncionales y el modo de cómo los pacientes habían atravesado su infancia influía en la estructuración psíquica y en los síntomas clínicos que presentaban.
Acaba de salir tu libro, “Maltrato infantil en personas privadas de la libertad: Aspectos neurobiológicos, psicológicos, criminológicos y terapéuticos”; ¿cuál fue el disparador para escribir sobre un tema tan controversial, el cual se considera tabú para muchos profesionales y no hay tanta información disponible al menos en el país?
Yo creo que mi interés en trabajar, investigar y escribir sobre el tema se relaciona con mi historia y con mi formación profesional, ya que desde mis inicios como psiquiatra he acompañado a personas que presentaban una elevada prevalencia de eventos traumáticos infantiles y que, a su vez, habían crecido en ambientes disfuncionales y disruptivos. Aspiro a haya una mayor visibilidad de los efectos graves y significativos en la estructuración psíquica y en el neurodesarrollo de niños que han sido abusados, golpeados y abandonados y, también, de que los profesionales puedan tomar más conciencia de la imperiosa necesidad de indagar de forma profunda y adecuada sobre la historia vital infantil de los pacientes.
En las sociedades donde hay mayor tolerancia a la violencia y reivindicación del castigo físico como una forma de educar y “corregir conductas anormales
Notaba que cuando indagaba sobre la historia infantil y sobre el vínculo de los pacientes con sus padres/cuidadores empezaba a escuchar narrativas fragmentadas, desoladas e impregnadas de múltiples escenas de abusos. A su vez, advertía que los profesionales no indagábamos sobre la historia de maltrato en profundidad, no ahondábamos en su narrativa, en parte, creo que, por miedo, ignorancia o al minimizar los efectos de estos acontecimientos, a pesar de los indicios o sospechas de episodios de abusos infantiles. A medida que más me acercaba a personas que habían padecido infancias disfuncionales y/o traumáticas más podía observar el sufrimiento, la soledad, las cicatrices abiertas y el aislamiento emocional con el cual convivían, lo cual me motivó a embarcarme en una compleja y espinosa aventura hacia la comprensión y conexión con personas con maltrato infantil, lo cual consideraba que me iba a permitir acompañarlos y ayudarlos de una forma más apropiada.
Dentro de la información que has podido recabar ¿cúal consideras que es el contexto más favorable para que las situaciones de maltrato ocurran y qué acciones se podrían llevar a cabo para prevenirlo?
Hay varios autores que han podido ubicar diferentes factores que aumentan el riesgo de que los niños sufran maltrato infantil. Se los puede agrupar en varios niveles. Los principales factores relacionados con el niño (victima) son la edad, el sexo y padecer problemas físicos y/o psíquicos. Otros factores están relacionados con los padres y/o cuidadores, ya que se ha observado que si estos presentan determinados rasgos de personalidad, son jóvenes y tienen antecedentes de historia de maltrato infantil presentan más riesgo de maltratar a los niños. Otra variable a considerar se relaciona con la estructura, los recursos y la composición familiar, ya que se ha demostrado que se incrementa el maltrato en familias numerosas, desorganizadas, desestructuradas y con bajos recursos intelectuales y socio-económicos. También influyen las características culturales y sociales de la comunidad donde está inmerso el niño, ya que en las sociedades donde hay mayor tolerancia a la violencia y reivindicación del castigo físico como una forma de educar y “corregir conductas anormales” aumentan el riesgo de maltrato infantil.
Considero que las acciones que podrían disminuir el maltrato infantil deben ser implementadas por múltiples e idóneos actores, en diferentes escenarios y deben estar dirigidas hacia los distintos niveles donde acontece el maltrato infantil. Uno de los puntos, que considero de mayor importancia, es la necesidad de brindar explicaciones y definiciones claras sobre cuáles son las conductas consideradas como maltrato infantil y los efectos que producen en el niño. En algunos países, se les enseña a los niños, en las escuelas, que conductas por parte de los adultos son consideradas abusivas y se les brindan herramientas básicas para poder afrontarlas. Realizar campañas explicativas y de concientización a comunidades, padres y cuidadores sobre los derechos de los niños y los efectos psicológicos y neurobiológicos que se generan cuando se los maltrata, como por ejemplo al insultarlos, humillarlos y castigarlos físicamente.
¿Crees que es responsabilidad de los profesionales de la salud mental el escaso trabajo que se realiza por la prevención y la falta de disponibilidad de tratamientos/herramientas eficaces para realizar intervenciones que produzcan un cambio y una mejora en la calidad de vida de las personas que viven situaciones de maltrato en la infancia?
Considero que la elevada prevalencia de maltrato infantil, tanto en población general como en personas con padecimientos mentales y detenidas, es responsabilidad de los múltiples actores que forman parte de la comunidad. Con respecto a los profesionales de la salud, observo que existe una marcada dificultad para registrar e indagar sobre la historia de maltrato infantil, lo cual indefectiblemente va a influir en los tres niveles de prevención: primaria, secundaria y terciaria. En los últimos años los pediatras y profesionales de la salud mental que trabajan con niños y adolescentes han avanzado mucho sobre detección, diagnóstico y abordaje del maltrato infantil pero donde se ven los mayores obstáculos es en los profesionales que realizan tratamientos a adultos que presentan historia de maltrato infantil.
Varios autores han investigado y ubicado que existen diversas dificultades para indagar sobre el maltrato infantil en personas con padecimiento mental. En primer lugar, muchos profesionales no ubican la elevada prevalencia maltrato infantil. Lo cual conlleva que al no ser considerada relevante como posible factor etiológico y/o desencadenante de síntomas psicopatológicos, tampoco se le dará preeminencia como parte del abordaje terapéutico. En segundo lugar, existen sesgos en relación a los efectos de indagar sobre la historia de abusos en la infancia, ya que algunos profesionales aducen que preguntarle al paciente si sufrió un determinado abuso puede ser sugestivo y le generarían falsas memorias. Yo considero que para optimizar el nivel de investigación sobre el maltrato infantil se requiere una combinación de dos componentes: conocimiento (conocimiento y creencias) y comportamiento (habilidades).
¿En la actualidad existen tratamientos psiquiátricos o psicológicos disponibles con tasa elevada de eficacia?
Actualmente existen escasos abordajes psicoterapéuticos específicos centrados en los efectos conductuales y psicopatológicos del maltrato infantil a pesar de que los mismos han mostrado una disminución significativa tanto sintomática, en población general y en detenidos, como criminológica (disminuye la reincidencia) en personas detenidas.
Varios autores (Herman, 2004; Luxenberg, 2001) han diseñado abordajes terapéuticos específicos y eficaces para personas que presentan síntomas psiquiátricos graves y complejos relacionados con múltiples y continuos eventos traumáticos infantiles. Estos abordajes no han sido implementados en personas privadas de la libertad.
En las personas detenidas, los abordajes terapéuticos centrados en el maltrato infantil son más bien escasos, aunque han mostrado una moderada eficacia. En Estados Unidos se ha creado e implementado una modalidad de abordaje terapéutico, denominado GTR (Trauma-informed Gender Responsive Treatment), en mujeres detenidas con maltrato infantil y con problemas de consumo de sustancias. En este abordaje terapéutico tiene varias puntos fuertes: reconocimiento de la importancia de los eventos traumáticos en el desarrollo psicológico de las mujeres, evitar desencadenar reactivaciones de eventos traumáticos, y capacitar a los miembros del personal penitenciario para evitar que revictimicen y retraumaticen a las detenidas y para que estimulen los recursos de las pacientes para manejar sus síntomas relacionados con eventos traumáticos. A pesar de que existen abordajes terapéuticos específicos que han demostrado eficacia existe una notable dificultad de los profesionales para reconocerlos e implementarlos.
Para ir concluyendo, ¿Qué aprendizajes a nivel personal han resultado de trabajar con esta población?
Cuando me detengo a reflexionar sobre mi trabajo en la cárcel, ubico, en gran medida, las implicancias significativas de los vínculos interpersonales afectivos, tanto que constituyan factores etiopatogenicos como protectores. El trabajo me permitió dimensionar como personas con historias infantiles aberrantes y de desamparo, pueden, con una adecuada contención y acompañamiento, con amor y con compasión, atravesar y resignificar su sufrimiento, su martirio vital. Al implicarse en la historia vital de los otros, considero que se hace imprenscindible pensar, reflexionar y resignificar la propia historia personal, debiendo, uno, otorgarle un espacio muy importante al cuidado hacia uno mismo. Aprendí a dimensionar los efectos del maltrato infantil y que puede afectar varias áreas de la personalidad (psicológicas, neurobiológicas, sociales y conductuales), pero, también comprendí que no todas las personas que padecen maltrato infantil cometerán delitos o desarrollarán síntomas psicopatológicos.