El concepto metáfora suele ser mucho más utilizado en el campo de las artes literarias como recurso expresivo de lo que es habitual su referencia como herramienta terapéutica.
No obstante, la riqueza que guarda como elemento de soporte para la comprensión y análisis de eventos complejos es bien conocida por la psicología, en especial por quienes enfocan su práctica clínica a la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).
La Enciclopedia de Filosofía de Stanford define la metáfora como uno de los términos más ambiguos de uso poético y retórico, figurativo y no literal. Citando de manera textual: “Ha atraído más interés filosófico y provocado más controversia filosófica que cualquiera de las otras figuras de discurso tradicionalmente reconocidas”.
Pero, ¿qué es exactamente una metáfora y qué implica un pensamiento metafórico?
Descifrando la esencia de la metáfora
Continuando con la definición de la enciclopedia de Stanford, la cual sintetiza magistralmente el seno conceptual de la cuestión, cuando nos remitimos a una metáfora nos estamos sumergiendo en dos cosas a la vez, en la contemplación de dos sujetos o fenómenos distintos y dispares que se entremezclan en un efecto rico e impredecible.
Un ejemplo poético para comprender mejor la esencia de la metáfora es el siguiente fragmento de Romeo y Julieta, de William Shakespeare: “Pero despacio, ¿qué luz es esa que se asoma por la ventana? Es el este, y Julieta es el sol”.
En este caso, el objetivo de la metáfora es enlazar un sujeto primario (Julieta) con un sujeto secundario que sirve de vehículo para introducirse a la complejidad del sujeto primario (el sol).
La metáfora viene, entonces, a profundizar en las cualidades de la belleza y la gracia femenina, a crear una relación integral.
La metáfora como recurso terapéutico
Anteriormente, nos habíamos referido en Psyciencia (aunque con brevedad) a la utilidad de la metáfora como herramienta terapéutica dentro de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).
La flexibilidad que impulsa el pensamiento metafórico resulta sumamente beneficioso para ayudar a las personas a modificar las relaciones que sostienen con sus experiencias privadas, a explorar sus pensamientos y sentimientos y profundizar en su historia personal.
La psicóloga Judy Belmont describe con amplitud en un artículo publicado en Psych Central los beneficios de la metáfora empleada en el ejercicio psicoterapéutico. En el caso de la ACT, explica, la metáfora sobreviene también en forma de visualizaciones, como lo practica el fundador de dicha terapia: Steven Hayes.
” usa la visualización metafórica de las arenas movedizas para señalar un punto crucial: cuanto más luchamos contra nuestra realidad y nos negamos a aceptar lo que no podemos cambiar, nos hundimos más y más en la profundidad de la arena”, explica Belmont.
¨Esta mujer cabe en mis manos. Es blanca y rubia, y en mis manos la llevaría como a una cesta de magnolias. Esta mujer cabe en mis ojos. La envuelven mis miradas, mis miradas que nada ven cuando la envuelven”. Ejemplo de metáfora, “Mujer lejana” (Pablo Neruda)
Para Judy Belmont, las metáforas refuerzan el pensamiento flexible y esta capacidad de observar un mismo evento desde ángulos distintos es la llave de la resiliencia mientras se enseña a las personas a modificar viejos hábitos que les perjudican.
“Incluso los clientes más confundidos y reacios aprecian la relevancia de una metáfora bien elegida. Usar metáforas como herramienta terapéutica desbloquea muchos momentos “ajá” (es decir, momentos de insight, de darse cuenta de algo)”, continúa Belmont.
Las metáforas refuerzan el pensamiento flexible y esta es la llave de la resiliencia.
Finalmente, Belmont cita algunas metáforas que hacen referencia a objetos familiares para concretar puntos en un contexto terapéutica, entre ellas, la metáfora de la banda elástica y la metáfora del crayón:
- La metáfora de la banda elástica. No permitas que te estiren demasiado. Di “no” sin sentirte culpable y establece límites. El elástico es como el estrés: necesitamos un poco en nuestras vidas para sentir que vibramos, de lo contrario, como una banda de caucho blando, nos sentiremos desenganchados. Pero si te estiran demasiado, puedes romperte.
- La metáfora del crayón. Ponle color a tu mundo. Si ves las cosas en blanco y negro pensarás únicamente desde ángulos extremistas y de forma poco saludable.
Una más de las metáforas utilizadas por Steven Hayes y citadas por Belmont es la Metáfora de los Monstruos del Autobús, la cual consiste en visualizarnos como un conductor de autobús que sigue un propósito, pero que se ve distraído por monstruos que le incitan a salirse del camino.
Los monstruos representan nuestros pensamientos negativos y nuestra autocrítica, la misma que nos distrae y nos aleja de alcanzar nuestras metas.
Fuente: Psych Central