Con el paso de los años podemos encontrar menos sencillo hacer nuevos amigos. Ser excluido o ignorado es un golpe fuerte sobre todo considerando que la necesidad de pertenecer es inherente a los humanos, pero, inmediatamente después de haber sido rechazados el cerebro pone en funcionamiento un mecanismo sutil que altera nuestra percepción del contacto visual, para que pensemos que es más probable que otros nos esten mirando, sostiene un nuevo estudio. Como los encuentros amistosos a menudo comienzan con un momento de contacto visual conjunto, los investigadores piensan que este “ensanchamiento del cono de la mirada” como ellos lo llaman, podría ayudarnos a encontrar oportunidades para forjar nuevas relaciones.
Para la investigación, Pessi Lyyra de la Universidad de Tampere en Finlandia y sus colegas, pidieron a 40 estudiantes, hombres y mujeres, que jueguen un juego online de computadora llamado Cyberball, que consiste en pasar una pelota entre jugadores. Cada estudiante pensó que estaba jugando contra otros dos participantes ubicados en otra parte, pero en realidad los eventos del juego fueron preprogramados para que la mitad de los estudiantes fueran ignorados por los otros dos jugadores que se pasarían la pelota entre ellos. La otra mitad de los estudiantes no fueron excluidos de esta manera.
Luego se pidió a todos los estudiantes que miraran repetidamente una serie de dibujos de rostros presentados uno a la vez (de una selección de cuatro hombres y cuatro mujeres), cada uno de los cuales variaba en la dirección de su mirada. Algunas de las caras estaban mirando directamente al estudiante, otras tenían la dirección de la mirada ligeramente fuera del centro, ya sea por 2, 4, 6 u 8 grados. Los estudiantes simplemente tenían que decir si pensaban que cada una de esas caras los estaba mirando, y que tan seguros estaban de ello.
Los participantes completaron dos bloques de 72 de estas tareas. Para el primer bloque, aquellos estudiantes que habían sido excluidos durante el juego de Cyberball, estuvieron más inclinados a decir que las caras con miradas fuera del centro los estaban mirando, y tendieron a reportar sentirse muy seguros de que estaban siendo mirados. Para el segundo bloque este efecto se había desgastado y ya no hubo diferencia entre los estudiantes excluidos y los no excluidos.
Estos hallazgos parecen mostrar que tenemos una respuesta instintiva, psicológica positiva al ser excluidos. Se suman a resultados similares publicados antes, como que las personas excluidas empiezan a actuar de un modo más sociable y a ver a los extraños de manera más positiva. Pero contrastan con los desalentadores hallazgos en cuanto a la soledad donde se ha mostrado que las personas solitarias tienden a cambiar en formas que profundizan su aislamiento, como estar más atentos a expresiones faciales negativas.
Fuente: British Psychological Society