Patti Davis para The New York Times:
Quiero decirles algo sobre la adicción: no importa quién sea ni a qué sustancia esté enganchada esa persona, la soledad es la causa. Por alguna razón —y no tengo ninguna teoría de por qué—, hay quienes nos sentimos aislados en este mundo, como si todos los demás tuvieran alguna fórmula secreta para llevarse bien, para encajar, y nadie nunca nos la hubiera compartido. Esa soledad reside en lo más profundo de nuestro ser, en nuestra esencia, y no importa cuánta gente intente ayudarnos, cuántos amigos nos tiendan la mano, nos apoyen, vengan a vernos, jamás desaparece del todo. Es enorme y sombría y también forma parte de lo que somos. Algo ocurre cuando descubrimos una droga o el alcohol: de repente tenemos un compañero que nos toma de la mano, nos comprende, nos hace sentir que encajamos, que podemos formar parte del club. Está con nosotros en las horas vacías, cuando parece que nadie más nos acompaña.