En las últimas décadas, la práctica clínica con familias, parejas y orientación a padres evidencia madres angustiadas, confrontadas con una maternidad diferente a la idealizada y muy distinta incluso a la vivida por sus propias madres. La usualmente escasa información durante el embarazo, junto con el descenso de nacimientos en las últimas décadas, hacen que cada vez existan menos ejemplos de crianza con pares, y que la brecha entre las generaciones sea más grande (Binstock, 2010).
Muchas madres y familias se encuentran hoy con un contraste entre las condiciones reales de la maternidad, donde existe poca disponibilidad psicosocial y una fuerte presión económico-laboral, y la idealización de la maternidad como algo sencillo e idílico (Stern, 1999). Simultáneamente, asistimos a una maternidad cada vez más postergada en el tiempo biológico, donde se esperan logros personales y laborales para después planificar y pensar en ser madres. En este contexto, se inserta el cambio de roles respecto del modelo tradicional, que muchas veces genera confusión en la organización de las familias actuales. Así, conviven prioridades personales y laborales a la par de la maternidad, que pueden incluso dificultar el vínculo madre-hijo y el proceso de maternar en sí mismo (Seitún, 2013).
Maternidad actual y psicoterapia: nuevos problemas y desafíos
Es cada vez más frecuente encontrarse en el trabajo clínico con madres desbordadas y desconectadas frente a su maternidad. Así surgen interrogantes que hacen a nuestro quehacer profesional: ¿cuál es nuestro rol como terapeutas? ¿Podemos prevenir este tipo de situaciones? ¿Dónde focalizar nuestras intervenciones?
En el trabajo psicoterapéutico, muchas madres plantean como motivo de consulta poca información sobre los cambios físicos y emocionales, tanto durante el embarazo, como en el post parto y en el transcurso de la maternidad como un todo. Por otro lado, suele aparecer en las consultas poca conexión con la maternidad real. Asimismo, insiste una maternidad idealizada, producto de mandatos socio-culturales, sobre los que ya Sebastiani (2000) alertaba en su libro dedicado a embarazo y maternidad. De hecho, muchos procesos terapéuticos avanzan en la medida en que las madres empiezan a visualizar las dificultades reales de la maternidad, lo que implica tanto cambios físicos como emocionales y de organización familiar. Aparece un importante rol preventivo del psicoterapeuta en el trabajo clínico con estas pacientes, sobre todo respecto de que el embarazo, o convertirse en madre, no curará ni mejorará relaciones o trastornos, sino que lo más probable es que éstos seguirán existiendo e, incluso, se intensifiquen.
Cambios físicos y emocionales
Dentro de este rol psicoeducativo, será importante trabajar con las pacientes la probabilidad cierta de que tendrán que postergar, por lo menos un tiempo, otras prioridades, como su trabajo o su vida social; y que pasará de ser una mujer independiente a una situación en donde un bebé dependerá casi exclusivamente de ella, por lo menos durante los primeros tiempos de vida del recién nacido. En este sentido, lo más probable es que tenga emociones encontradas frente a esta maternidad, ya que todo lo que le está pasando es muy nuevo. Son cambios a múltiples niveles, que van desde conflictos emocionales hasta cambios en el sistema endócrino.
Depresión posparto
Las intervenciones psicoeducativas también atañen a conocer acerca de trastornos psiquiátricos comúnmente asociados con esta etapa vital, como la depresión post parto. Es útil que las madres reciban información sobre pautas de alarma a las cuales estar atentas para pedir ayuda o pensar en una consulta psicológico-psiquiátrica (para una síntesis, ver: Mazaira, 2014). Del mismo modo, también es necesario psicoeducar sobre los procesos normales que pueden llegar a ocurrir durante esta etapa vital.
Roles familiares
Otro ángulo alude a la cuestión familiar. El rol en la familia va a cambiar: pasará de ser hija a ser madre. El vínculo con su pareja cambiará: pasarán a ser compañeros en este proyecto de maternidad. Aquí es importante analizar lo bueno y lo difícil que trae la maternidad. Incluso el embarazo puede ser un buen momento para evaluar sus emociones, trabajar vínculos y anticipar escenarios (Stern, 1999).
Finalmente, una cuestión crucial para un desarrollo saludable radicará en generar un apego seguro madre-bebé, y la importancia de un compañero que pueda sostener a esta madre, como plantearon autores clásicos del psicoanálisis, como Winnicott (1970) y Bowlby (1986). Deconstruir los propios estilos de apego previos y poder generar nuevos. Convertirse en una madre a pesar de la propia historia, creando su propia forma de maternar (Di Bártolo, 2018; Seitún, 2013). Se tratará, entonces, de acompañar a estas madres a generar un buen “maternaje”, en el sentido que puedan estar disponibles para este bebé, ser empáticas, poder dar amor y, poco a poco, ir generando límites sanos en el vínculo y con el mundo exterior (Di Bártolo & Seitún, 2019).
Conclusión
Las nuevas formas de maternar implican desafíos para nuestro trabajo clínico, con implicancias para la terapia de familia, terapia de pareja, orientación a padres y grupos terapéuticos. Al mismo tiempo, es necesario poder distinguir, desde una mirada clínica, entre procesos normales y patológicos involucrados tanto con el embarazo como con el puerperio. Para ello es importante que estemos actualizados como terapeutas respecto de las cuestiones que afectan el ser madre hoy y que también marcan configuraciones familiares específicas. Del mismo modo, estos desafíos nos obligan a pensar en nuevos dispositivos, desde orientación específica para embarazadas y puérperas, hasta grupos terapéuticos de pacientes atravesando estas situaciones.
Referencias bibliográficas:
- Binstock, G. (2010). Tendencias sobre la convivencia, matrimonio y maternidad en áreas urbanas de Argentina. Revista Latinoamericana de Población, 6, 129-146
- Bowlby, J. (1986). El vínculo afectivo. Madrid, Morata.
- Di Bártolo, I. (2018). Cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos. Buenos Aires, Lugar Editorial.
- Di Bártolo, I., & Seitún, M. (2019). Apego y crianza. Buenos Aires, Penguin Random House Grupo Editorial.
- Mazaira, S. (2014). Trastornos psiquiátricos del puerperio. VERTEX Rev. Arg. de Psiquiatría. 25: 347-356.
- Sebastiani, M. (2000). Embarazo, ¿dulce espera? Buenos Aires, Paidós.
- Seitún, M. (2013). Capacitación emocional para la familia: cómo entender y acompañar lo que sienten nuestros hijos. Buenos Aires, Editorial Argentina.
- Stern, D. (1999). El nacimiento de una madre. Cómo la experiencia de la maternidad te cambia para siempre. Buenos Aires, Paidós.
- Winnicott, D. (1970). Conozca a su niño: psicología de las primeras relaciones entre el niño y su familia. Buenos Aires, Paidós.