A nivel general, estamos de acuerdo en que existe una variedad importante de textos que nos sugieren valiosas ideas respecto al marco teórico y su construcción. Efectivamente, esas referencias están en lo cierto al afirmar que el marco teórico constituye aquella base sobre la cual, desde el punto de vista de la actualidad de eso que investigamos, se sustenta nuestro estudio. Hasta aquí vamos bien. Sin embargo, en el momento en que el estudiante se encuentra con la expresión «marco teórico» empiezan los problemas con la típica pregunta: ¿y cómo hago eso? Y casi de inmediato la primera idea que surge es hacer una especie de glosario de términos sin sal ni pimienta, sin estructura interna ni hilo conductor dentro de ese texto. Y esto es precisamente lo que no se debe hacer.
en el momento en que el estudiante se encuentra con la expresión «marco teórico» empiezan los problemas con la típica pregunta: ¿y cómo hago eso?
Para elaborar un marco teórico en el que se refleje la idea inicialmente descrita aquí, hace falta entrenamiento. Así es, no se ha escrito mal el término. El entrenamiento (tanto en lectura como en escritura) nos va a permitir primeramente redactar un texto que se caracterice por mantener desde el inicio hasta el fin de este un mismo hilo discursivo. Ese hilo discursivo nos lo va a recordar el tema que estamos trabajando o investigando. Además de lo anterior, ese entrenamiento debe (o debió) iniciarse aquella vez cuando en la etapa escolar se nos hablaba de «identificar las ideas principales y secundarias o derivadas». Desde aquel entonces hasta ahora, ese entrenamiento poco a poco nos permitirá identificar aquello que dice un autor sobre el tema que estamos estudiando y, desde luego, poder acercarnos con la misma dinámica a otros autores para conocer los diferentes puntos de vista que actualmente están tratándose.
No se debe olvidar que si el tema seleccionado no nos «cautiva», difícilmente podremos hacer una investigación sobre aquello que no nos apasiona. Es más, en todas las disciplinas o campos de estudio se hace un marco teórico al momento de plasmar por escrito el fruto de una investigación. Lógicamente, la estructura interna del mismo dependerá de la naturaleza de la disciplina en la que nos encontremos; sin embargo, el denominador común en todo esto es la revisión de los trabajos que otros han hecho (investigadores) sobre nuestro tema de estudio.
Vamos a ver todo esto con un ejemplo hipotético desde un posible tema. Supongamos que estamos desarrollando «la gamificación como propuesta para las actividades formativas de la asignatura Xxxxxxxxx, de los alumnos de 3° de la ESO».
Todo epígrafe debe empezar con una breve introducción al mismo. Es decir, se debe empezar ofreciendo una idea general de lo que allí se va a desarrollar. No es recomendable iniciar o terminar un epígrafe con una cita literal, ya que quien inicia y escribe es el investigador (estudiante); luego puede insertarse la cita literal siempre que ese texto que escribimos esté relacionado con eso que estamos citando.
Todo epígrafe debe empezar con una breve introducción al mismo
Ahora vamos a «desfragmentar» este gran tema en un conjunto de subtemas y nos puede quedar algo así:
- La gamificación; 2) las actividades formativas; 3) la planificación del aprendizaje; 4) la innovación en el aula.
Una vez «desfragmentado» ese gran tema en varios subtemas, la actividad siguiente es revisar qué es lo que se ha escrito sobre cada uno de esos subtemas. Una herramienta práctica nos la ofrece, por ejemplo, Google Académico, ya que nos da la opción de encontrar bibliografía según el intervalo de tiempo que determinemos (como regla general, se deben consultar textos no superiores a los 10 años de edición, a excepción de aquellos que se consideren obras clásicas).
Ya tenemos los textos que consultar y ya habremos hecho la respectiva referencia bibliográfica (bibliografía) según las normas APA. Ahora leemos el texto e identificamos las ideas principales y secundarias o derivadas. Esto lo repetimos con cada texto seleccionado. El subrayado en este caso es lo ideal, ya que nos permitirá encontrar rápidamente aquellas ideas que hemos destacado.
Siguiendo el ejemplo hipotético anteriormente descrito, nos encontramos desarrollando el subtema «la gamificación». Ahora empezamos a redactar una pequeña introducción sobre La gamificación (un par de párrafos, aunque el número de los mismos va a ser determinado por el autor); justamente en ese último párrafo vamos a hacer mención a lo que nos dice un determinado autor a propósito de lo que estamos redactando. Insertamos la cita literal extraída del documento respectivo (junto con los datos de la cita) y en el siguiente párrafo debemos ampliar o comentar la cita que acabamos de insertar. La forma de eso que acabamos de escribir quedaría así: (párrafo 1, párrafo 2) + (cita literal) + (párrafo 3, párrafo 4, párrafo…) y así sucesivamente se puede repetir este patrón para que todo esté concatenado y relacionado hasta terminar de exponer los autores consultados correspondientes a este subtema y de allí empezamos con el siguiente subtema.
el marco teórico en sí mismo es una investigación bibliográfica y documental, con lo cual debe cuidarse mucho su redacción
Es importante comprender que el marco teórico en sí mismo es una investigación bibliográfica y documental, con lo cual debe cuidarse mucho su redacción. Tal y como se ha señalado, no se trata de un glosario de términos; se trata de un texto escrito que se enriquece y complementa con las aportaciones que ya han sido realizadas sobre el tema que estamos analizando.
El marco teórico no debe construirse de manera apresurada, ya que por mucho que lo intentemos, se necesita revisar varias veces para asegurar el hilo conductor de lo que estamos escribiendo. Por lo tanto, lo recomendable es dedicar un espacio de tiempo solo a hacer una revisión bibliográfica y a subrayar ideas principales y secundarias o derivadas. Luego nos disponemos a escribir logrando combinar lo que escribimos de nuestra propia cosecha con lo que aportan los investigadores sobre eso que investigamos y poco a poco iremos construyendo un marco teórico único, original, pero sobre todo como muestra de que el entrenamiento en la lectura y la escritura sigue siendo una buena práctica para reforzar habilidades y conocimientos.
Artículo publicado en el blog de la Universidad Isabel I y cedido por su autor para Psyciencia.