Los adolescentes que están altamente expuestos a videojuegos violentos (tres o más horas por día) mostraron una reducida respuesta física y psicológica al jugar este tipo de juegos. Estos fueron los hallazgos publicados en la revista Psychosomatic Medicine: Journal of Biobehavioral Medicine.
Así explicó Malena Ivarsson, directora de la investigación: “La alta y baja experiencia en los videojuegos violentos parece estar relacionada con diferentes procesos fisiológicos, emocionales y procesos relacionados con el sueño, luego de la exposición a videojuegos violentos.”
El estudio incluyó a dos grupos de niños que tenían entre 13 y 15 años de edad, que fueron expuestos a diferentes tipos de videojuegos. Quince de los niños fueron expuestos a juegos altamente violentos (Manhunt) y jugaron por lo menos 3 horas por día. Los otros quince tuvieron poca exposición (no más de 1 hora por día) al juego Animaniacs. Se compararon las reacciones fisiológicas, emocionales y el sueño de ambos grupos.
Repercusiones Fisiológicas
Aunque se presentan pocas diferencias en las reacciones durante el tiempo que los chicos jugaron los juegos, se presentaron diferencias significativas después. Al dormir esa noche luego de jugar, los adolescentes en el grupo de baja exposición tuvieron el pulso más rápido después de jugar el videojuego violento, comparado con la noche después de jugar el juego no violento. Por el contrario, para los adolescentes en el grupo de alta exposición la frecuencia cardíaca fue menor en la noche después de jugar el juego violento.
También se presentaron diferencias significativas en la variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC), que mide latido a latido variaciones en la frecuencia cardíaca. Los patrones de diferencias HRV sugirieron embotamiento de las reacciones del sistema nervioso simpático en los chicos del grupo de alta exposición.
Las respuestas emocionales y del sueño también fueron afectadas
Los cuestionarios del sueño de los niños del grupo de baja exposición también reportaron una menor calidad en el sueño la noche después de jugar el videojuego violento, en comparación con el juego no violento. Los adolescentes en el grupo de alta exposición no demostraron diferencias en la calidad del sueño luego de jugar el videojuego violento. También los adolescentes de baja exposición informaron mayor sensación de tristeza luego de jugar el videojuego violento.
Ambos grupos mostraron alta ansiedad y altos niveles de estrés luego de jugar el juego violento.
Ivarsson y sus colegas explicaron: “Parece que el videojuego violento provocó una tensión a la hora de dormir en ambos grupos y también parecería que el juego violento causó algún tipo de agotamiento general. Sin embargo, el cansancio no parecía ser del tipo que normalmente promueve un buen sueño, sino más bien como un factor estresante que puede afectar la calidad del sueño, especialmente para los jugadores de poca exposición.”
Estudios anteriores han mostraron que los videojuegos violentos pueden inducir a la rabia y a la conducta agresiva, así como también problemas del sueño. Y la frecuencia cardiaca y el HRV son indicadores útiles de las reacciones físicas al estrés y las emociones por medio de las respuesta del sistema nervioso simpático.
Los investigadores especulan que las diferencias entre los dos grupos puede representar un efecto desensibilizante producto de la frecuente exposición a los videojuegos violentos. Aunque también es posible que lo niños con ciertos rasgos pueden ser atraídos por los juegos violentos.
Este estudio se suma a la evidencia previa de que los videojuegos violentos pueden afectar a la actividad del sistema nervioso simpático y las respuestas fisiológicas y que con el tiempo puede repercutir en las emociones y en el sueño. Los investigadores piden más estudios que puedan estudiar los mecanismos de respuesta para ver si los cambios de comportamiento están relacionados con los videojuegos violentos.
Fuente: Newswise