La propuesta que el neoliberalismo hace de modelo de sociedad, pone al miedo y sus efectos en el centro del sistema de valores sociales; el miedo genera desconfianza en los otros, genera individualismo, genera personas aisladas, compitiendo por recursos escasos; el miedo permite introducir reformas estructurales, permite hacer renuncias a espacios de libertad, permite dividir tendencias, opiniones y comunidades.
Fijarse en lo que nos diferencia, generar crisis y amenazas constantes supone, por tanto, un instrumento eficaz para aquellos que pretenden construir sociedades individualistas, basadas en el egoísmo, en la potenciación de la libertad individual como valor supremo, libertad que, en realidad, es solo una interpretación posible del termino, pues solo puede darse la verdadera libertad en situaciones de igualdad como dos conceptos que, lejos de la supuesta dicotomía o enfrentamiento entre ellos, son mas bien complementarios y se condicionan mutuamente.
Decía Milton Friedman, uno de los economistas neoliberales más influyente del siglo pasado que “solamente una crisis real o percibida produce cambios verdaderos” por tanto las crisis son una oportunidad para las reformas y los cambios.
Una serie de documentales de la BBC “El poder de las pesadillas” nos señalan la importancia del miedo para la política neoliberal: “En el pasado los políticos prometían un mundo mejor. Tenían distintas formas de lograrlo. Pero su poder y autoridad surgía de la visión optimista que ofrecían a su pueblo. Esos sueños fracasaron y, hoy, la gente ha perdido la fé en las ideologías. Cada vez con más frecuencia, los políticos son vistos simplemente como administradores de la vida pública…Pero ahora han descubierto un nuevo rol que restaura su poder y autoridad. En vez de repartir sueños, ahora los políticos prometen protegernos de las pesadillas. Dicen que nos rescatarán de peligros terribles que no podemos ver y que no comprendemos. Y el mayor de todos los peligros es el terrorismo internacional. Una red poderosa y siniestra, con células asociadas en países de todo el mundo. Una amenaza que necesita combatirse con la guerra al terrorismo…Pero la mayor parte de esta amenaza es una fantasía que ha sido exagerada y distorsionada por los políticos. Es una oscura ilusión que se ha divulgado sin ser cuestionada entre los gobiernos de todo el mundo, las agencias de seguridad y los medios internacionales” ahora donde decian terrorismo dicen crisis economica, prima de riesgo, mercados, el efecto buscado es el mismo, la magnificación la misma.
También Naomi Klein en su último y brillante libro “La teoría del shock” nos analiza el denominado capitalismo del desastre, del shock, del miedo con diferentes ejemplos reales de aplicación del mismo.
Se trata de, aprovechando las crisis, reales o ficticias, desarrollar reformas económicas y sociales en profundidad, privatizar, reducir lo público, aprovechando el shock que suponen situaciones traumáticas, reformas y cambios que pueden darse mejor y ser aceptados o tolerados por encontrarse las personas en estado de excepción, de choque e impacto, de crisis profunda.
Ocurrió tras el 11-s en el que los ciudadanos y ciudadanas estadounidenses asumieron un recorte público de sus libertades y derechos individuales y civiles en pro de la seguridad nacional, ocurrió en las inundaciones de Nueva Orleáns, que sirvieron como oportunidad para privatizar el ya de por si reducido sistema público de educación o sanidad, sirvió para que el tsunami se convirtiese en una oportunidad de negocio, al permitir la edificación masiva de la costa con hoteles de lujo.
Conscientes de la necesidad de abrir espacios de control, de la necesidad de legitimar sus políticas agresivas, los pensadores neoliberales apuestan por el miedo como instinto primario básico en su propuesta de intervención, en sus modelos de sociedad; nos prefieren asustados porque así será mas fácil dividirnos, prefieren que nos fijemos en lo que nos diferencia y desune que en lo que nos une e iguala, porque solo en un mundo fragmentado, atomizado, individualizado, se pueden seguir desarrollando propuestas como las suyas.
Se apuesta por combatir y eliminar la empatía, como resulta evidente en la declaración de Douglas Mourray (director del centre for social cohesión británico) en las FAES en el 2007, en un seminario presentado por Esperanza Aguirre con el sugerente título de “reinventar occidente”: “El pensamiento relativista que se viene desarrollando desde los años 60 es el que nos ha conducido a la situación actual en la que dominan principios como la empatía, el entendimiento y el no juzgar o discriminar…ha llegado el momento de tomarse en serio estos sucesos que cada vez son más generalizados…es hora de que los europeos despierten y se enfrenten a la realidad que tenemos frente a nosotros. No se trata sólo de desear que esa realidad sea distinta, sino que si realmente queremos cambiarla lo primero que hay que hacer para es aceptarla tal y como es”.
El miedo fabrica amenazas, justifica invasiones militares o el derroche económico en armas y policía, el recorte de libertades.
La guerra no es sólo contra el terrorismo, es una guerra contra el otro, siempre diferente, se propone el miedo, combatir el relativismo, la empatía, condenar o evitar la solidaridad, porque el mundo esta en guerra global, se trata de destruir los puentes y el dialogo, para asumir la única realidad: que somos individuos aislados en el mundo, que solo nos tenemos a nosotros mismos, que el mundo que esta ahí fuera es peligroso, esta lleno de amenazas, de peligros, de seres diferentes a uno mismo que compiten por recursos escasos, la máxima es el sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha. Así somos más fáciles de manejar, se trata de restar fuerzas, unidades y resistencias.
Pero como señala Galeano ¿por qué no condenamos a muerte al miedo? ¿no seria como acabar con esa dictadura universal de los asustadores profesionales, de los sembradores de pánico?
José Guillermo Fauce es doctor en psicología; profesor de psicología en la Universidad; Coordinador ONGD Psicólogos sin Fronteras Madrid y Coordinador del libro la Psicología del Miedo.