En una investigación conjunta entre el RIKEN Brain Science Institute en Japón y MIT, se demostró que los recuerdos positivos y negativos interactúan en los trastornos del estado de ánimo y además se proveyó un circuito cerebral específico para futuras intervenciones clínicas.
El estudio, que fue publicado en Nature, aborda la pregunta que se viene haciendo hace tiempo sobre si un recuerdo positivo puede sobrescribir uno negativo. Para responder a este interrogante, el equipo de científicos utilizó ingeniería genética con el objetivo de crear ratones en los cuales las células de memoria de un área del cerebro, llamado el giro dentado (DG), pudieran ser etiquetados mientras los recuerdos se forman, y posteriormente reactivados con una fibra óptica que emite una luz azul y se implanta en el DG. Después, el equipo sería capaz de encender células de memoria creadas durante las experiencias anteriores.
Para poner a prueba el sistema, se expuso a ratones macho a una experiencia positiva (específicamente, exposición a un ratón hembra) y se formó un recuerdo del evento. Posteriormente, se los expuso a una situación estresante que los condujo a un estado parecido a la depresión. Mientras estaban deprimidos, se utilizaron luces para estimular el DG de algunos ratones y reactivar las células de la experiencia positiva. Sorprendentemente, el resultado fue una recuperación robusta del estado de ánimo deprimido. El mapeo del circuito cerebral para este efecto reveló otras dos áreas cerebrales que cooperan con el DG.
Para conocer si este tipo de recuperación de la depresión podría incluir cambios persistentes en el circuito cerebral que se mantienen incluso en ausencia de la estimulación con luz, los investigadores suministraron terapia crónica de luz al DG por 5 días, asegurando la reactivación prolongada del recuerdo positivo. Los ratones que recibieron esta terapia fueron resilientes ante los efectos negativos de la depresión inducida por estrés, sugiriendo que el almacenamiento de recuerdos de experiencias positivas en el DG puede ser utilizado para suprimir o sobrescribir los efectos dañinos del estrés en la conducta, un nuevo concepto en el control del estado de ánimo.
Estos hallazgos tienen implicaciones importantes sobre la persistencia de los recuerdos en el afrontamiento del estrés y la depresión. La interacción de experiencias positivas y negativas y sus correspondientes recuerdos es pobremente comprendida, pero los descubrimientos abren un camino a nuevos enfoques de terapia en trastornos del estado de ánimo que podrían ser útiles para los pacientes en el futuro. Los autores dicen que es muy temprano para concluir que los recuerdos positivos en general pueden mitigar los efectos de la depresión inducida por estrés. Sin embargo, es claro que las células del DG son objetivos prometedores para nuevos enfoques terapéuticos en lo relacionados a estados de ánimo maladaptativos.
Fuente: RIKEN