Muchas investigaciones vienen demostrando que los microbios en nuestros intestinos son capaces de afectar nuestro estado de ánimo; y, si bien la psiquiatría es cada vez más conciente de esta situación, todavía requiere que se completen otras investigaciones clínicas para reemplazar los antidepresivos con probióticos. Sin embargo, un grupo de investigadores decidió probar qué pasaría si se usaran los probióticos como complemento del tratamiento para la depresión. En su estudio encontraron que, incluso como complemento, los probióticos mejoran significativamente la terapia antidepresiva (Schaub et al., 2022).
Qué metodología usaron
La muestra estuvo compuesta con pacientes con trastorno depresivo mayor, los que fueron divididos en dos grupos: uno que recibió un probiótico y otro que recibió un placebo. Todos permanecieron con sus antidepresivos actuales.
Qué encontraron
Después de un mes, el grupo que tomó probióticos tuvo una mejora significativa en su estado de ánimo, en comparación con el grupo que recibió el placebo.
Estos resultados sugieren que un tratamiento probiótico adicional mejora los síntomas depresivos y aumenta los taxones bacterianos específicos relacionados con la salud. A nivel neuronal, los probióticos alteran los sesgos negativos y la valencia emocional además del tratamiento habitual para la depresión”.
Qué son los psicobióticos
Los probióticos que pueden mejorar el estado de ánimo se denominan psicobióticos, y el componente principal del probiótico utilizado en este estudio fue Lactobacillus. Esta investigación sigue la pista de un metanálisis realizado en 2021 que también encontró una gran mejora al combinar antidepresivos con probióticos (Nikolova et al., 2021).
¿Cómo pueden los microbios mejorar la depresión?
Mucho de esto tiene que ver con la forma en que ayudan a reparar los intestinos con fugas. A algunos investigadores no les gusta ese término, porque el revestimiento intestinal en realidad está diseñado para filtrarse un poco: así es como se absorben los nutrientes.
El término puede resultar impreciso, pero ciertamente es evocador. Los patógenos pueden destruir la capa de moco y erosionar el revestimiento intestinal de telaraña con el tiempo. Eso puede permitir que los patógenos y sus toxinas ingresen al torrente sanguíneo. Luego, el corazón los bombea alegremente a todos los órganos del cuerpo, lo que desencadena una guerra inmunológica, donde se reclutan células inflamatorias para perseguir y matar a los patógenos. Esa respuesta eliminará a los intrusos y devolverá las cosas a la normalidad, suponiendo que el intestino sane.
Si la filtración persiste, puede resultar en una inflamación sistémica crónica. Los científicos ahora se dan cuenta de que la mayoría de las enfermedades crónicas comienzan de esta manera, con bacterias que causan daños en varios órganos, incluido el cerebro. Como señaló Hipócrates, “Toda enfermedad comienza en el intestino”.
Los microbios probióticos producen butirato, que nutre y cura el revestimiento intestinal. Eso disminuye las probabilidades de un intestino permeable y detiene la inflamación (Yong et al., 2019).
Algunas bacterias pueden activar las interleucinas que atenúan la inflamación. Esto se debe a que estos microbios se insinuaron temprano en su desarrollo y educaron a su sistema inmunológico para que les diera un pase permanente. Cuando su sistema inmunológico los ve, los trata como viejos amigos y reduce la inflamación.
Las bacterias malas tienen el efecto contrario, iniciando una respuesta inflamatoria diseñada para eliminarlas de manera decisiva. En su afán, el sistema inmunitario crea muchos daños colaterales, lo que a menudo empeora la situación. Aún así, las infecciones bacterianas pueden matar, por lo que el precio que pagamos es algo de daño. La respuesta inmunológica hace todo lo posible para mantener nuestro sistema en equilibrio, pero a veces las opciones son difíciles.
Bacterias buenas y bacterias malas
Los microbios psicobióticos producen BDNF, una sustancia química que estimula el crecimiento de nuevas células cerebrales. También producen neurotransmisores como GABA, dopamina y serotonina. Estas diversas secreciones microbianas tienen efectos importantes en la salud del cerebro y pueden explicar cómo apoyan a los antidepresivos.
Puede ser complicado distinguir las bacterias buenas de las malas, porque muchas bacterias supuestamente malas son buenas cuando su número se mantiene bajo control. Sin embargo, podemos enumerar algunos de los principales actores.
Las buenas bacterias:
- Bifidobacteria
- Lactobacillus
- faecalibacterium
- Akkermansia
- Marcador
- Bacterias malas:
- Estreptococo
- Klebsiella
- Oscilabacter
- alístipes
- Lachnospiraceae
- Turicibacter
- Paraprevotella
Entre las bacterias buenas se encuentran los probióticos familiares como Lactobacillus y Bifidobacteria, que se hallan en el yogur, el kéfir, el kraut y otros fermentos. Especies específicas de estos géneros también son psicobióticos. Comer alimentos fermentados es una forma popular de obtener probióticos.
Si estás deprimido, ya sea que tomes o no antidepresivos, hay muy pocos inconvenientes en tomar suplementos probióticos o prebióticos. Como mínimo, pueden calmar el intestino y proteger contra docenas de enfermedades inflamatorias crónicas. Hay muchas probabilidades de que también puedan ayudar a mejorar tu estado de ánimo. Es de bajo riesgo, económico, fácil y no conlleva ningún estigma. Hablá con tu médico; es probable que te dé recomendaciones específicas para tu caso.
Referencias bibliográficas:
- Nikolova, V. L., Cleare, A. J., Young, A. H., & Stone, J. M. (2021). Updated Review and Meta-Analysis of Probiotics for the Treatment of Clinical Depression: Adjunctive vs. Stand-Alone Treatment. Journal of Clinical Medicine Research, 10(4). https://doi.org/10.3390/jcm10040647
- Schaub, A.-C., Schneider, E., Vazquez-Castellanos, J. F., Schweinfurth, N., Kettelhack, C., Doll, J. P. K., Yamanbaeva, G., Mählmann, L., Brand, S., Beglinger, C., Borgwardt, S., Raes, J., Schmidt, A., & Lang, U. E. (2022). Clinical, gut microbial and neural effects of a probiotic add-on therapy in depressed patients: a randomized controlled trial. Translational Psychiatry, 12(1), 227. https://doi.org/10.1038/s41398-022-01977-z
- Yong, S. J., Tong, T., Chew, J., & Lim, W. L. (2019). Antidepressive Mechanisms of Probiotics and Their Therapeutic Potential. Frontiers in Neuroscience, 13, 1361. https://doi.org/10.3389/fnins.2019.01361
Fuente: Psychology Today