Sergio Parra describe en Xakata Ciencia los resultados de un estudio, publicado en la revista Animal Cognition, muy interesante sobre la detección olfativa de los perros ante las emociones humanas:
D’Aniello y sus colegas probaron si los perros podían oler las emociones humanas solo empleando su olfato. Primero, los voluntarios humanos vieron videos diseñados para causar miedo o felicidad, o una respuesta neutral, y el equipo recolectó muestras de su sudor.
A continuación, los investigadores presentaron estas muestras de olor a perros domésticos y controlaron el comportamiento y la frecuencia cardíaca de los perros.
Los perros expuestos a los olores del miedo mostraron más signos de estrés que los expuestos a los olores felices o neutros. También tenían ritmos cardíacos más altos, buscaban más tranquilidad de sus dueños y llevaban a cabo un menor contacto social con extraños.
Ya sabíamos que el miedo produce señales químicas y cambios en el olor corporal, como también lo hace la felicidad. Lo que se ignoraba es que los perros también eran capaces de interpretarlas inconscientemente, tal y como hacen los humanos.