Una nueva investigación desarrollada por psicólogos de la Universidad de Concordia, ha profundizado en el entendimiento de cómo los optimistas y pesimistas manejan el estrés. Los resultados mostraron que el cortisol, la “hormona del estrés”, tiende a ser más estable en aquellos con personalidad positiva. Para algunos este descubrimiento no tiene nada de novedoso, pero la ciencia no había logrado vincular de forma fiable el optimismo con la respuesta al estrés biológico de los individuos.
El estudio, que fue recientemente publicado en la revista Health Psychology, siguió a 135 adultos mayores (más de 60 años de edad) durante 6 años. Para controlar los niveles de cortisol, se recolectaban muestras de saliva de los sujetos 5 veces al día. Se seleccionó a este grupo etario porque los adultos mayores a menudo enfrentan una serie de factores de estrés relacionados con la edad y se ha demostrado que los niveles de cortisol se mantienen casi invariables en ellos.
Los investigadores pidieron a los participantes que reportaran el nivel de estrés que percibían en su día a día y que se auto-identificaran en un continuo que iba desde optimistas a pesimistas. Se midió el nivel de estrés de cada participante y cada participante lo auto-comparó con los niveles de estrés percibido. La comparación de los propios niveles de estrés permite obtener un panorama de la vida real de las personas y como ellas manejan el estrés.
Respecto a esto, la co-autora de la investigación Joelle Jobin explicó:
“Para algunas personas, ir al supermercado el sábado a la mañana puede ser especialmente estresante. Así que por eso le preguntamos a la gente con qué frecuencia se sintieron estresados o abrumados durante el día y se comparó a la gente con sus propias medidas. Luego se analizó sus respuestas examinando los niveles de estrés durante muchos días.”
Los investigadores también notaron que los pesimistas tienden a tener una línea base de estrés más alta que los optimistas, pero también tenían problemas para regular sus sistemas cuando pasaban por situaciones particularmente estresantes.
Jobin agregó:
“En los días en los experimentaron mayor tensión, es cuando vimos que la respuesta de estrés de los pesimistas era mucho más elevada y tenían problemas para reducir sus niveles de cortisol. Los optimistas por el contrario, estuvieron protegidos en estas circunstancias.”
Este estudio confirmó la hipótesis general de los investigadores sobre la relación entre el optimismo y el estrés.
Un hallazgo sorprendente fue que los optimistas que generalmente tenían una vida más estresante, secretaban altos niveles de cortisol poco después de despertarse (el cortisol aumenta luego de despertarse y disminuye a través del día). Jobin dice que hay varias explicaciones posibles, pero agrega también que es difícil clasificar esta hormona como buena o mala.
“El problema con el cortisol al que llamamos hormona del estrés”, es que también nos permite levantarnos y hacer cosas, con “ lo cual se puede secretar si estamos concentrados en lo que está sucediendo”, concluyó Jobin.