En los casos de abuso infantil hay dos temas relacionados con la memoria que han sido muy discutidos y sobre los cuales es necesario seguir investigando: el primero es sobre la probabilidad de que las acusaciones por abuso a menores estén basadas en recuerdos falsos, que podrían ser implantados por algunos profesionales en el niño; la segunda, se relaciona al interrogante de que si pasar por la terrible experiencia de ser maltratado hace que un niño sea más o menos propenso a formar recuerdos falsos, basado en las sugerencias o preguntas de otros.
En un nuevo estudio, el cual fue pequeño pero muy importante, y se publicó en British Journal of Developmental Psychology, un grupo de investigadores liderado por Henry Otgaar de la Universidad Maastricht, reportó que los niños maltratados que participaron en dicho estudio eran más propensos a presentar recuerdos falsos espontáneos pero, para sorpresa de los científicos, eran menos propensos a los recuerdos falsos sugestionados.
Otgaar y su equipo trabajaron con 127 niños de entre 4 y 12 años. Del total de niños, se sospecha que 21 de ellos podrían haber sido física o sexualmente abusados. Los niños que fueron maltratados se reclutaron a través de sus padres o cuidadores, en un centro forense que trataba casos de abuso y un estudio de interrogación para niños en Holanda. Todos aquellos que fueron reclutados del estudio de interrogación, estaban involucrados en casos de presunto abuso sexual. Los niños que formaron el grupo control fueron reclutados de escuelas locales, en zonas de clase media. Para proveer verificación del estatus de los niños, todos los padres o guardianes completaron un cuestionario sobre trauma y esto indicó, como se esperaba, que el grupo maltratado había experimentado significativamente más traumas que el grupo control.
Los niños del grupo conformado por posibles víctimas de abuso fueron menos vulnerables a los recuerdos falsos surgidos de la sugestión
La susceptibilidad a los recuerdos falsos fue probada de dos maneras. La primera consistió en que los niños recordaran una lista de palabras de un tema específico y luego juzgaran qué palabras de una serie habían aparecido en la primera lista y cuáles eran nuevas (se utilizó el paradigma Deese-Roediger-McDermott). Afirmar de manera errónea que una palabra nueva pero relacionada estaba en la primera lista fue interpretada como una instancia de recuerdo falso espontáneo. Para las listas iniciales que consistían en temas negativos, los niños en el grupo maltratado fueron más propensos a los recuerdos falsos. Los investigadores sugirieron que esto sucede porque, dadas sus experiencias, ellos “podrían ser más propensos a activar automáticamente información negativa relacionada no presentada, en la memoria durante la codificación”.
Para estudiar la susceptibilidad de los niños a los recuerdos falsos que surgen de la sugestión, los científicos les pidieron que observaran un video sobre el robo a un banco y que luego escucharan a un testigo ocular explicar lo que pasó. El testimonio de la persona contenía 5 afirmaciones falsas en relación a objetos involucrados en el robo (teoría del falso recuerdo de Elizabeth Loftus). Cuando se probó a ambos grupos en cuanto a los objetos involucrados en el robo, los niños del grupo conformado por posibles víctimas de abuso fueron menos propensos a cometer errores basados en las afirmaciones falsas del testigo ocular, es decir que fueron menos vulnerables a los recuerdos falsos surgidos de la sugestión.
Estos hallazgos sin embargo son un poco complicados, debido a que el grupo de niños maltratados también falló en identificar correctamente una cantidad de objetos que realmente habían estado involucrados en el robo. Esto pudo haberlos protegido de la sugestión porque las afirmaciones falsas del testigo ocular se relacionaban a objetos que estuvieron en el robo. No recordar los objetos reales habría hecho más difícil la formación de recuerdos falsos de objetos relacionados que no habían aparecido en el robo.
Dado el tamaño de la muestra y el hecho de que los investigadores no pudieron definir con seguridad qué tipo de abuso habían sufrido los participantes, los resultados deben tomarse con cuidado. Sin embargo, los investigadores aseguran que sus hallazgos son de relevancia legal ya que sugieren que el trauma si afecta a la memoria pero de una forma única y compleja. Se requiere más investigación sobre este delicado tema.
Fuente: Research Digest
1 comentario
Buenas tardes,
Suelo leer los artículos pero éste en concreto me ha disgustado bastante como persona a la que le “tocó” vivir el maltrato infantil en sus propias carnes. De verdad espero que algún día salga a la luz la importancia de visibilizar a estas víctimas invisibles y dejar de dudar de sus experiencias. Alice Miller es un buen ejemplo de esa lucha, por si a alguien que lea esto le interesa.
Un saludo.
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