Heather Turgeon para The New York Times en Español:
La idea general de los castigos y las recompensas está basada en suposiciones negativas acerca de los niños; que debemos controlarlos y moldearlos y que no tienen buenas intenciones. No obstante, podemos darle la vuelta a esa forma de pensar y ver a los niños como capaces y programados para ser empáticos, cooperar, trabajar en equipo y esforzarse. Esa perspectiva cambia, de manera poderosa, nuestra manera de hablar con los niños.
Las recompensas y los castigos son condicionales, pero el amor y la opinión positiva sobre nuestros hijos no deberían serlo. De hecho, cuando somos empáticos y realmente escuchamos a nuestros hijos, es más probable que ellos nos escuchen. Aquí compartimos nuestras sugerencias para cambiar la conversación y la conducta.
A menudo los padres nos preguntan sí hay que usar el premio o el castigo. Como si fuera una cuestión de una receta universal que resolviera los problemas que afrontan en la crianza de sus hijos. Este artículo ofrece una perspectiva más realista, centrada, descriptiva y compasiva acorde con muchos de los conceptos que trabajamos en las sesiones terapéuticas.Creo que es un buen recurso para compartir con los padres y tomar ejemplo para explicar de una manera amable para los padres la manera de implementar un buen programa de modificación de conducta.