De acuerdo con Tara Swart, neurocientífica y profesora titular en MIT, cerca de los dos años de vida y esos años turbulentos de la adolescencia son los momentos cuando el cableado cerebral es más maleable. Como resultado, las experiencias traumáticas que ocurren durante ese período de tiempo pueden alterar la actividad cerebral y, en última instancia, cambiar la expresión genética.
Cerca de los dos años
Durante los primeros dos años de vida, el cerebro se desarrolla a un ritmo rápido. Sin embargo, aproximadamente al segundo año, algo importante pasa: los bebés empiezan a hablar.
“Empezamos a entender el discurso primero, luego comenzamos a articular el discurso nosotros mismos y esa es una cosa realmente compleja que pasa en el cerebro,” dice Swart, quien conduce el estudio todavía en marcha sobre el cerebro y cómo nos convertimos en líderes. “Adicionalmente, los niños empiezan a caminar -así que desde un punto de vista físico, eso también es un gran logro para el cerebro.¨
Aprender y entender un otro idioma fuerza a tu cerebro a trabajar en formas nuevas, conectando neuronas y formando nuevos caminos. Este es un proceso mentalmente agotador, es por esto que aprender un nuevo idioma o instrumento musical suele hacerte sentir cansado.
Con tantos cambios importantes en el cerebro en tan corto período de tiempo los traumas físicos o emocionales pueden causar potenciales interrupciones al desarrollo neurológico. Incluso aunque tal vez no tendrás ningún recuerdo de la interrupción, cualquier tipo de evento traumático (abuso, negligencia, enfermedad o separación de seres queridos) puede llevar a déficits duraderos de tipo cognitivo y conductual más tarde en la vida, según advierte Swart.
Para apoyar su advertencia, ella señala algunas investigaciones (estudio 1, estudio 2, estudio 3) en huérfanos de Rumania, realizadas entre 1980 y 1990. Luego de que el régimen comunista colapsara en esa nación, un declive económico barrió a la región y dejó a 100.000 niños en abarrotadas instituciones gubernamentales caracterizadas por la dureza.
“Los niños estaban perfectamente bien alimentados, vestidos, lavados, pero por muchas razones – una de ellas que las personas no querían esparcir los gérmenes- nunca se los abrazaba o se jugaba con ellos,” explica Swart. “Había mucha evidencia de que estos niños crecieron con problemas de salud mental y dificultades para mantener trabajos y relaciones.”
Swart continúa diciendo que, cuando fue posible, se escaneó el cerebro de estos sujetos y se observó que tenían problemas en el sistema límbico (relacionado con el control de emociones básicas).
En resumen, tu habilidad para mantener habilidades sociales apropiadas y desarrollar empatía por otros depende en gran parte del afecto físico, contacto ocular y el juego de esos primeros años. Incluso algo tan simple como observar expresiones faciales y entender lo que significan está ligado a tu bienestar como infante.
La investigación encontró además, que el cerebro de los huérfanos romaníes tenía menor actividad observable y era físicamente más pequeños que el promedio. Como resultado, los científicos concluyeron que los niños adoptados en hogares amorosos a la edad de 2 años tienen mejores posibilidades de recuperarse del trauma emocional severo.
Los años de adolescencia
Cuando llegas a la adolescencia tu cerebro suele haber alcanzado su peso adulto. Aproximadamente en estos mismos tiempos, el cerebro empieza a eliminar conexiones frágiles y caminos neuronales no utilizados. El proceso es similar a cuando podás el jardín, ya que cortar ramitas y plantas secas permite que otras plantas puedan crecer.
Durante este período, el lóbulo frontal y especialmente la corteza prefrontal, experimenta mayor actividad y, por primera vez, el cerebro es capaz de comparar y analizar varios conceptos complejos a la vez. El adolescente requerirá en este momento habilidades de comunicación más avanzadas y maduración emocional. Toda esta actividad también es la razón por la cual ellos necesitan dormir bastante.
Aunque los científicos siguen intentando saber qué hacen exactamente las diferentes partes del cerebro, lo que podemos sacar de importante de este estudio es la relevancia de la estabilidad y la seguridad en el desarrollo humano. Una sola interrupción grande es capaz de tirar a la basura el intrincado trabajo de nuestro cerebro. Tal vez ni nos demos cuenta cómo estos eventos afectan nuestras vidas hasta mucho después. Pero es por esa misma razón que es tan importante hacer el esfuerzo para tratar de revelar los secretos del trabajo interno del cerebro.
Fuente: Quartz