Los antidepresivos tricíclicos (ATC) son una clase de medicamentos utilizados principalmente en el tratamiento de trastornos del estado de ánimo, como la depresión y la ansiedad. Fueron introducidos por primera vez en la década de 1950 y siguen siendo una parte importante de la psiquiatría moderna, aunque han sido suplantados en gran medida por los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) debido a su perfil de efectos secundarios más favorable (Parekh, 2019).
Mecanismo de acción
Los ATC funcionan bloqueando la recaptación de neurotransmisores, específicamente la serotonina y la norepinefrina, en las sinapsis neuronales, lo que aumenta su disponibilidad y facilita la transmisión de señales a través de las células nerviosas (Brunton, 2018). Algunos ATC también tienen actividad antagonista en ciertos tipos de receptores, lo que puede contribuir a su efectividad y a su perfil de efectos secundarios.
Usos clínicos
Más allá de su uso principal en el tratamiento de la depresión mayor, los antidepresivos tricíclicos (ATC) se utilizan en una variedad de trastornos psiquiátricos y neurológicos (Katzung, 2018).
Trastornos de ansiedad
Los ATC se han empleado en el tratamiento de diversos trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y el trastorno de pánico. La eficacia de los ATC en estos contextos puede deberse a su capacidad para aumentar la disponibilidad de serotonina y norepinefrina, neurotransmisores que juegan un papel clave en la regulación del estado de ánimo y la respuesta al estrés (Sadock, Sadock & Ruiz, 2015).
Trastorno por estrés postraumático
Algunos ATC, como la imipramina y la amitriptilina, se han utilizado para tratar el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Aunque los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son a menudo la primera línea de tratamiento para el TEPT, los ATC pueden ser útiles en casos donde los ISRS no son eficaces o no son tolerados (Baldwin et al., 2014).
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
Algunos estudios han sugerido que los ATC pueden ser efectivos en el tratamiento del TDAH en niños y adultos. En particular, los ATC pueden ser útiles en casos de TDAH con comorbilidades de trastorno oposicionista desafiante o trastorno de conducta (Pliszka et al., 2007).
Dolor neuropático
Los ATC también se han utilizado para tratar el dolor neuropático, un tipo de dolor crónico causado por daño o enfermedad del sistema nervioso. En particular, la amitriptilina se utiliza con frecuencia en el tratamiento de la neuropatía diabética y la neuralgia postherpética (Dworkin et al., 2007).
Antidepresivos tricíclicos más utilizados
- Amitriptilina (Elavil): A menudo se utiliza para tratar la depresión, el dolor neuropático y ciertas condiciones de dolor crónico.
- Imipramina (Tofranil): Se usa principalmente para tratar la depresión y el trastorno de pánico. También puede usarse en niños para tratar la enuresis nocturna.
- Nortriptilina (Pamelor): Aunque puede ser útil para la depresión, también se utiliza a menudo para tratar el dolor neuropático y prevenir la migraña.
- Clomipramina (Anafranil): Aunque es eficaz para la depresión, también es el único ATC aprobado para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).
- Desipramina (Norpramin): Se utiliza principalmente para tratar la depresión, pero también puede usarse para tratar el TDAH y el dolor neuropático.
- Doxepina (Sinequan): Aunque se utiliza para tratar la depresión y la ansiedad, también se utiliza a veces en dosis bajas para el insomnio crónico.
- Trimipramina (Surmontil): Se utiliza para tratar la depresión, especialmente cuando está acompañada de ansiedad o insomnio.
Limitaciones y efectos secundarios
A pesar de su eficacia, los antidepresivos tricíclicos (ATC) pueden tener una serie de efectos secundarios, algunos de los cuales pueden ser significativos. Estos pueden variar dependiendo del medicamento específico y del individuo, pero algunos de los más comunes incluyen (Kaplan & Sadock, 2015):
Efectos anticolinérgicos
Debido a su actividad antagonista en los receptores muscarínicos, los ATC pueden causar efectos anticolinérgicos. Estos incluyen boca seca, visión borrosa, estreñimiento, dificultad para orinar, y en algunos casos, confusión o delirio, especialmente en personas mayores.
Efectos cardiovasculares
Los ATC pueden afectar el sistema cardiovascular, causando cambios en la presión arterial y el ritmo cardíaco. En algunos casos, pueden provocar arritmias cardíacas graves, lo que los hace potencialmente peligrosos en personas con enfermedad cardíaca preexistente.
Efectos sobre el sistema nervioso central
Algunos ATC pueden causar somnolencia, mareos y aumento del riesgo de caídas, especialmente en personas mayores. También pueden contribuir a problemas de memoria y concentración.
Cambios en el peso
Es común el aumento de peso con el uso a largo plazo de ATC, lo que puede llevar a problemas de salud adicionales como la diabetes y enfermedades cardíacas.
Efectos sobre la función sexual
Los ATC pueden causar disfunción sexual, incluyendo disminución del deseo sexual, disfunción eréctil y dificultades con el orgasmo.
Síndrome de abstinencia
La interrupción abrupta de los ATC puede causar síntomas de abstinencia, como náuseas, dolor de cabeza, y malestar general. Para evitar estos síntomas, se recomienda que la dosis de ATC se reduzca gradualmente bajo la supervisión de un médico.
Es importante destacar que mientras algunos pacientes pueden experimentar estos efectos secundarios, otros pueden tolerar los ATC con pocos o ningún efecto secundario. En todos los casos, la decisión de usar ATC debe ser tomada en colaboración con un proveedor de atención médica, y los beneficios del tratamiento deben ser sopesados cuidadosamente contra los posibles riesgos.
Conclusión
A pesar de que los antidepresivos más modernos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN), han reemplazado en gran medida a los antidepresivos tricíclicos (ATC) en el tratamiento de primera línea de la depresión y otros trastornos del estado de ánimo, estos medicamentos siguen siendo una herramienta valiosa en la caja de herramientas del psiquiatra. Su eficacia en una variedad de condiciones, incluyendo trastornos de ansiedad, trastorno por estrés postraumático, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y ciertos tipos de dolor neuropático, los convierte en una opción de tratamiento importante.
Es crucial que los profesionales de la salud mental tengan un entendimiento claro del mecanismo de acción de los ATC, así como de su perfil de efectos secundarios. Aunque estos medicamentos pueden tener efectos secundarios significativos, incluyendo efectos anticolinérgicos, cambios en el peso y el riesgo de arritmias cardíacas, en muchos casos los beneficios del tratamiento pueden superar estos riesgos.
La decisión de usar ATC debe ser tomada en colaboración entre el paciente y el profesional de la salud mental. Esta decisión debe basarse en una cuidadosa consideración de los beneficios potenciales del tratamiento, así como de los riesgos asociados. En algunos casos, los ATC pueden ser la opción de tratamiento más efectiva, especialmente en pacientes que no han respondido a otros antidepresivos.
En conclusión, aunque los ATC han sido en gran parte superados por medicamentos más nuevos con perfiles de efectos secundarios más favorables, siguen desempeñando un papel importante en el tratamiento de una variedad de trastornos psiquiátricos y neurológicos. Un entendimiento claro de estos medicamentos, su mecanismo de acción, sus usos clínicos y sus posibles efectos secundarios puede ayudar a los profesionales de la salud mental a proporcionar el mejor cuidado posible a sus pacientes.
Referencias
- Baldwin, D. S., Anderson, I. M., Nutt, D. J., Bandelow, B., Bond, A., Davidson, J. R., … & Zajecka, J. (2014). Evidence-based guidelines for the pharmacological treatment of anxiety disorders, post-traumatic stress disorder and obsessive-compulsive disorder. British Journal of Psychiatry, 204(6), 465-473.
- Brunton, L. L. (2018). Goodman & Gilman’s: The Pharmacological Basis of Therapeutics, 13e. New York, NY: McGraw-Hill Education.
- Dworkin, R. H., O’Connor, A. B., Backonja, M., Farrar, J. T., Finnerup, N. B., Jensen, T. S., … & Portenoy, R. K. (2007). Pharmacologic management of neuropathic pain: evidence-based recommendations. Pain, 132(3), 237-251.
- Kaplan & Sadock’s synopsis of psychiatry: Behavioral sciences/clinical psychiatry (11th ed.). Wolters Kluwer.
- Kaplan, H. I., & Sadock, B. J. (2015). Synopsis of psychiatry: Behavioral sciences/clinical psychiatry (11th ed.). Baltimore: Williams & Wilkins.
- Katzung, B. G. (2018). Basic & clinical pharmacology. New York: McGraw-Hill Education.
- Parekh, R. (2019). What Are Tricyclic Antidepressants (TCAs)? Psychiatry.org. American Psychiatric Association. Recuperado de https://www.psychiatry.org/patients-families/depression/what-are-antidepressants
- Pliszka, S., AACAP Work Group on Quality Issues. (2007). Practice parameter for the assessment and treatment of children and adolescents with attention-deficit/hyperactivity disorder. Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, 46(7), 894-921.
- Rang, H. P., Ritter, J. M., Flower, R. J., & Henderson, G. (2016). Rang & Dale’s pharmacology (8th ed.). Elsevier Churchill Livingstone.