Ángeles Lucas nos presenta en El País la desgarradora historia que afrontan los pacientes con VIH en Sudáfrica y cómo se la ingenian los psicólogos para evaluar y darles apoyo en medio de tanto prejuicio y abandono:
“Si no tienen tiempo para atender ni siquiera los problemas físicos de los pacientes, menos hay para los mentales”, concluye la doctora e investigadora sudafricana Ruth Passchier, que trabaja en un proyecto basado en aprovechar las horas de espera en las colas para obtener un perfil de su salud mental mediante un sistema de detección sistemática de la depresión. “Vamos a presentar la idea al Gobierno y esperamos que la acepte. Hay que hacer algo de forma inmediata”, añade la especialista en Salud Mental, que referencia estudios de Chibanda y Olatunji que demuestran que las personas que viven con el VIH experimentan tasas de trastornos mentales y angustia psicológica de dos a tres veces más altas que la población general, y que en Sudáfrica la prevalencia de depresión en personas con VIH oscila entre el 11 y el 38%.
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“El VIH positivo es un problema masivo y muy estigmatizado, y ese estigma crea un contexto que afecta a la salud mental. Hay quien ni se hace las pruebas, y quien lo oculta en su entorno, y aunque no sea una condena tiene una carga emocional grande, incluso se puede reaccionar negándolo o con conductas autodestructivas”, apunta Lorena Nuñez, profesora de Sociología de la Universidad de Witts especializada en cuestiones de salud. “De forma recurrente se asocia a la muerte real o social, o en ocasiones se vincula a cuestiones de brujería, se crea desconfianza en el entorno”, añade la especialista, que concluye que cuanta más educación haya, más fácil se puede asumir una postura pública. “Incluso hay quien lo toma como un camino positivo y puede contribuir a su salud mental, hay cantidad de educadores, activistas o quien lo ve como un camino a la redención”, añade Nuñez.
Los tres vínculos entre el VIH y la salud mental:
El primero es el efecto en los menores. “Puede generar dificultades y desórdenes de aprendizaje, el virus puede afectar al desarrollo del cerebro y pero la medicación a esas edades también, así que es una situación compleja, aunque merece la pena la medicación”, detalla el doctor, que señala también repercusiones en el aspecto neuronal y cognitivo si no se trata de forma correcta en adultos. “Puede generar cierta psicosis, oír o ver cosas, esto es muy común”, indica Mbele, que como tercera línea apunta a la depresión. “El virus produce cansancio, es una enfermedad con una medicación crónica, que puede afectar a la autoestima, e inquietar a las personas que quieren tener hijos, o dar de mamar, lo que no es un problema si se trata”.
No deja de sorprenderme la creatividad de los psicólogos en Sudáfrica para intentar dar solución y respuesta a las necesidades de la población. En el artículo de El País se presenta el plan para obtener información sobre los síntomas de depresión mientras las personas están en la fila de espera. Chibanda es uno de los investigadores que lleva a cabo esta propuesta es también responsable del proyecto que le enseña terapia de activación conductual y resolución de problemas a las abuelas para que ellas puedan ofrecer ayuda psicológica en Sudáfrica. Les recomiendo ver su conferencia en TED Talk. Es impresionante.