El litio se trata de uno de los elementos químicos que más importancia ha tomado en los últimos años, y es que cada día parece encontrarse más usos para este metal alcalino diamagnético, que a pesar de ser altamente reactivo, se utiliza cada vez con más frecuencia para varios propósitos.
Dentro de la industria farmacéutica se suele utilizar para el tratamiento de algunos trastornos mentales, como un efectivo psicofármaco para el tratamiento de los síntomas asociados al trastorno bipolar. Pero sus usos no solo se limitan a esta psicopatología, pues también se usa en otras patologías del estado anímico.
¿Qué es el litio?
Como ya hemos mencionado, el litio es uno de los compuestos orgánicos que se encuentran en la tierra, especialmente en los salares o en zonas de actividad volcánica.
Suele tener un color plateado que puede parecer incluso blanco. Este metal suele ser blando al tacto y se oxida con gran rapidez ante la presencia de agua y de aire. Se le conoce por su símbolo Li en la tabla periódica, donde se indican además sus cualidades diamagnéticas y alcalinas.
Es un elemento altamente reactivo y es potencialmente explosivo e inflamable, por lo que su manejo debe realizarse con el más estricto cuidado. A pesar de esto, se suele utilizar para muchas cosas, como la industria de construcción, baterías, aeronáutica, naval e incluso como tratamiento para patologías de origen anímico/mental.
Usos del litio
Según el manual de psicofarmacología de Stahl (2002), en la salud mental el carbonato de litio es utilizado por sus efectos en dicho ámbito. Se sabe que cuenta con poderosos efectos estabilizadores, los cuales permiten mantener el equilibrio del estado de ánimo en los pacientes que toman sales de litio.
Se ha comprobado que es altamente eficaz en el tratamiento de pacientes con trastornos bipolares, ayudando a aminorar los síntomas tanto en las fases maníacas como depresivas. Incluso suele ser parte de los tratamientos de otras patologías relacionadas al estado anímico.
Como agente antimaníaco, el litio se utiliza en la prevención de los episodios maníacos, frecuentemente utilizado en pacientes con trastorno maníaco-depresivo o bipolar, como hemos mencionado. También se utiliza en algunos casos de esquizofrenia y en menor medida, para el tratamiento de la depresión.
Otros usos del litio
Además de ser utilizado como psicofármaco, el litio es ampliamente utilizado para la elaboración de productos lubricantes que serán expuestos a temperaturas muy altas. También cuenta con propiedades secantes que permiten absorber la humedad que hay en los espacios.
Sirve para extraer el dióxido de carbono, por lo que se le utiliza también como depurador en sitios como submarinos y bases navales, y junto con otros elementos produce aleaciones de gran resistencia que se usan actualmente dentro de la industria aeronáutica.
Otra de las razones por las que se ha vuelto muy popular es que se utiliza para crear baterías eléctricas, las cuales han demostrado ser altamente funcionales y capaces de durar por mucho más tiempo.
Efectos secundarios del litio
El consumo de litio debe realizarse bajo estricta vigilancia médica, siguiendo las indicaciones al pie de la letra. Ante cualquier tipo de efectos secundarios es importante consultar con el especialista al respecto.
El consumo de litio puede producir efectos secundarios como: sentir sed leve, temblores en las manos, agitación general, cambios en la salivación: mucha salivación o sentir la boca seca, pérdida o debilidad del cabello y uñas, aparición de acné, palidez, inflamación de los labios, sarpullido o picazón.
Pueden presentarse dolores articulares y sensibilidad extrema al frío y en algunos casos depresión. También son usuales las molestias estomacales como: dolor, estreñimiento, dificultades para la digestión, flatulencias, cambios de peso, pérdida de apetito y algunos pacientes han indicado incluso tener cambios en los sabores de los alimentos.
Es de gran importancia consultar al médico tratante en caso de presentar síntomas como movimientos inusuales que no se pueden controlar, que pueden ser espasmódicos y lentos, si hay sed excesiva y muchas micciones. También en casos de desmayos, desvanecimientos o debilidad y/o cansancio fuera de lo normal.
De igual manera, acudir al médico si presenta aturdimiento, mareos, convulsiones, dificultad para respirar, arritmias cardiacas, taquicardia, opresión en el pecho, convulsiones, inflamación de los miembros inferiores, manos y pies fríos y doloridos.
Prestar mucha atención a la aparición de dolores de cabeza, escuchar ruidos de golpes, alucinaciones o estrabismo. Y en los siguientes casos es imperativo asistir de forma inmediata al médico y dejar de tomar litio: si hay temblores incontrolables, pérdida de coordinación, rigidez o debilidad muy marcada en alguna parte del cuerpo.
Igualmente, acudir a un profesional si hay vómitos, diarreas, somnolencia, zumbido en los oídos, vértigo, si se presenta alguna dificultad para hablar o si se experimenta visión borrosa.
Referencias: Stahl, S.M. (2002). Psicofarmacología esencial. Bases neurocientíficas y aplicaciones clínicas. Barcelona: Ariel.