Lev Vygostky, un psicólogo que vivió entre 1896 y 1934 y fue conocido por su teoría sobre el desarrollo psicológico del niño, decía que los procesos mentales superiores (memoria, atención, percepción, pensamiento) se desarrollan a través de procesos sociales (Moreira, s.f.). Tanta importancia le daba a las interacciones sociales que en su teoría habla sobre la “Zona de Desarrollo Próximo”, que define como la distancia entre el desarrollo real del niño y el que podría alcanzar con la guía y apoyo de otra persona con más capacidades (Carrera, Beatriz, Mazzarella, Clemen, 2001).
Un nuevo estudio provee evidencia del gran impacto que puede tener la lectura y el juego en los niños pequeños, moldeando su desarrollo social y emocional de formas que van mucho más allá del aprendizaje del lenguaje y las habilidades literarias tempranas. El momento de lectura padre/madre-hijo/a tiene incluso el potencial de influir en problemas de conducta tales como: agresión, hiperactividad y dificultad con la atención.
El autor principal del estudio, Dr. Alan Mendelsohn, es profesor asociado de pediatría en la escuela de medicina de la Universidad New York. El estudio se tituló: “Reading aloud, play and social-emotional development”, (Leer en voz alta, juego y desarrollo socio-emocional) y fue publicado en el journal Pediatrics.
Los investigadores, mostraron que una intervención, basada en el cuidado primario pediátrico, para promover que los padres les lean a sus hijos y jueguen con ellos, puede tener un impacto duradero en el comportamiento del pequeño.
La muestra estuvo compuesta de 675 familias con niños de entre 0 y 5 años; fue un estudio aleatorio en el cual 225 familias recibieron la intervención, llamada Video Interaction Projet; las otras familias formaron parte del grupo control. El modelo V.I.P. se desarrollo originalmente en 1998 y ha sido estudiado extensamente por los autores del estudio.
Las familias participantes recibieron libros y juguetes al visitar la clínica pediátrica. Se reunieron brevemente con un profesional para hablar sobre el desarrollo de su hijo, lo que habían notado los padres y lo que deberían esperar en relación al desarrollo, luego fueron grabados jugando y leyéndoles a sus niños por 5 minutos. Inmediatamente después, miraron el video con el profesional a cargo de la intervención , quien ayudó a que los padres notaran las respuestas del niño.
Leer en voz alta e involucrarse en juegos de imaginación puede ofrecerles oportunidades sociales y emocionales ya que piensan en los sentimientos y pensamientos de los personajes
Adriana Weisleder, otra de las autoras del estudio, dice que dicha experiencia les dio perspectiva a los padres. El objetivo de los profesionales era resaltar las cosas positivas y motivarlos.
El Dr. Bernard Dreyer, quien también formó parte del equipo de investigación, opina que dado que el periodo crítico del desarrollo empieza ya al nacer y es un momento donde hay muchas visitas al pediatra, es allí donde éstos pueden ayudar a los padres a mejorar sus habilidades parentelas.
El Video Interaction Project comenzó como un programa para infantes de 0 a 3 años, donde se trabajaba con familias urbanas con bajos ingresos de Nueva York durante las visitas clínicas. Datos publicados previamente de un estudio aleatorio controlado fundado por el National Institute of Child Health and Human Development, mostró que los niños de 3 años que recibieron la intervención mejoraron su conducta (es decir que eran significativamente menos propensos a ser agresivos o hiperactivos que los niños en el grupo control).
Este nuevo estudio evaluó a esos mismos niños un año y medio después (su edad estaba más cercana a la entrada a la escuela) y encontró que los efectos persistían. Los niños cuyas familias habían participado en la intervención cuando eran más pequeños todavía eran menos propensos a manifestar problemas de conducta, que muchas veces dificulta el éxito escolar.
Algunos niños fueron reclutados para una segunda etapa del proyecto y los libros, juguetes y videos continuaron al visitar la clínica desde los 3 a los 5 años; los investigadores observaron que a mayor exposición a la intervención, más fuerte era el impacto positivo en la conducta.
Los chicos en condición de pobreza presentan un riesgo más elevado de tener problemas de conducta en la escuela, así que reducirlos es una estrategia relevante para disminuir también la disparidad educacional, como también lo es la mejora de las habilidades del lenguaje (otra fuente de problema para niños que han crecido en la pobreza).
La Dra. Weisleder nota algo muy importante: al leer y jugar, los niños pueden encontrarse con situaciones un poco más desafiantes que las que ven en la vida diaria, y los adultos pueden ayudarles a pensar cómo manejar esas situaciones. Además, ella opina que la mejora en el comportamiento puede deberse a que los niños están más felices luego del juego y la lectura; y los padres, por otro lado, ven la relación más positivamente.
Leer en voz alta e involucrarse en juegos de imaginación puede ofrecerles oportunidades sociales y emocionales ya que piensan en los sentimientos y pensamientos de los personajes. Además aprenden palabras que los ayudarán a ponerle nombre a las emociones y controlarlas mejor, opinan los autores.
Si bien el estudio fue realizado con familias en riesgo, los beneficios son para todas las familias. Los profesionales que trabajan con niños tienen una tarea importante aquí: pasar esta información a los padres, para que ellos sepan que tienen un poder inmenso para moldear el desarrollo cognitivo, social y emocional de sus hijos.
Fuente: The New York Times;
Moreira, M. (1997), Aprendizaje significativo: un concepto subyacente.
Carrera, Beatriz, Mazzarella, Clemen, (2001), Vygotsky: enfoque sociocultural. Disponible en:<http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35601309> ISSN 1316-4910