La inteligencia es uno de los temas más fascinantes y complicados de la psicología. Las teorías más aceptadas, sostienen que la capacidad de resolver problemas es el producto de los factores genéticos y ambientales. Gracias a los estudios de heredabilidad sabemos que la inteligencia es hasta 45% heredable durante la infancia y 80% en los adultos. Pero a pesar de ello, los estudios no habían podido establecer con precisión con qué genes se relaciona la inteligencia.
Pero eso está por cambiar. La revista Nature Genetics publicó ayer lo que sería la primera evidencia directa sobre los mecanismos biológicos de la inteligencia.
La enorme investigación, un metaanálisis, de 78,308 personas habría identificado un grupo de genes que se expresan a través del tejido cerebral y que influenciarían el desarrollo de nuestra inteligencia.
En el paper se detalla que estos genes se involucran directamente con la regulación del desarrollo celular y que juegan un rol importantísimo en el formación de las sinapsis, la guía de los axones y la diferenciación neuronal. Los genes también se correlacionaron con la atención educativa, y en menor medida con el volumen intercranial, la circunferencia del craneo durante la infancia, los trastornos del espectro autista y la altura.
Por el contrario los genes detectados no se correlacionaron con el Alzheimer, los síntomas depresivos, historia de tabaquismo, esquizofrenia, la circunferencia de la cintura y la masa muscular.
Gracias a estos descubrimientos ahora los científicos podrán seguir el camino que marcó esta investigación para conocer las diferencias genéticas que conllevan a la inteligencia.
A pesar de que los datos son bastante prometedores, no hay que olvidar que la genética por si sola no puede explicar la complejidad de una habilidad tan importante como lo es la inteligencia. El contexto donde nacemos y vivimos juega un rol importantísimo en el desarrollo de nuestras habilidades y es ahí donde la sociedad puede intervenir para maximizar las capacidades de las futuras generaciones.
Fuente: ScienceDaily