Hace unos días estaba trabajando con un niño al que le encantan las palomitas de maíz, pero cree que debe comerse todo el paquete para sentirse lleno y disfrutarlas. Sabiendo esto le dije que me acompañara a preparar las palomitas, pero íbamos a compartirlas con otros niños y que comeríamos los dos en envase más chico.
No le gustó nada la idea y empezamos así el ejercicio que consistía en comer solamente una palomita de maíz a la vez. Eso nos permitiría masticar despacio y experimentar la comida de una manera distinta, explorando su sabor y su textura. Creo que fue el ejercicio más difícil de su vida. Pero ese día pudo aprender que podemos comer y disfrutar las palomitas de una porción más pequeña sin ser necesario engullir sin masticar.
Una investigación similar fue presentada hace unos días por Areni y Black, 2015 en la revista Psychology Marketing.
La misma contó con la participación de docenas de estudiantes universitarios quienes tenían que asistir a una supuesta degustación de chocolates y se dividió en dos grupos. Para fomentar la expectación, se le mostró al primer grupo una bandeja con seis chocolates y luego se les permitió comerlos, pero cuando habían comido 2 se les dijo que había terminado la investigación. A la otra mitad también se le mostró los 6 chocolates, pero se les dijo de antemano que solo comerían dos chocolates.
Comieron más lento, le prestaron más atención al sabor de los chocolates y se sintieron más satisfechos que el otro grupo
Aquellos a quienes se les avisó de antemano que solo probarían dos, comieron más lento, le prestaron más atención al sabor de los chocolates y se sintieron más satisfechos que el otro grupo.
Para controlar el tiempo del estudio, los investigadores diseñaron una segunda fase en la que se le dijo a los participantes que en el estudio entraría en los próximos minutos uno de los investigadores y se les aplicaría un cuestionario fácil que tendrían que llenar, estuvieran comiendo o no. Esto permitió que todos cumplieran 30 minutos en el estudio, sin importar cuán rápido comieran.
Se desarrolló una tercera fase que fue bastante similar a las anteriores, con la diferencia que en esta ocasión se filmaría cuántas veces los sujetos masticaban, y se agregó una condición extra: a algunos de los estudiantes solo se les mostró dos chocolates en vez de seis. Esto permitió conocer que los participantes que sabían que solo probarían dos chocolates, comieron más lento y masticaron más (en promedio 11.5 veces más) que los estudiantes que pensaron que probarían los seis chocolates.
¨Los consumidores compensan las porciones pequeñas al prestarle más atención a las propiedades sensoriales de la comida, alterando su conducta de alimentación, y enlenteciendo su alimentación, lo que tiene un efecto en el incremento de la saciedad y reduciendo su deseo por más comida,¨ escribieron los investigadores.
Compensan las porciones pequeñas al prestarle más atención a las propiedades sensoriales de la comida
Esta investigación demuestra el poderoso efecto de comer atentamente. Intenta servirte, comer lento y prestarle atención al sabor y las texturas de lo que comes. Seguramente podrás disfrutarás más tu comida y te sentirás más satisfecho.
Si quieres ayuda para empezar te recomiendo el libro: Saborear: Mindfulness para comer y vivir bien de Thich Nhat Hanh para ayudarte a enfocarte en el presente mientras te alimentas.
Fuente: BPS